Advertencia: quien planee zambullirse en el Universo Nielsen, deberá saber que no regresará incólume a la superficie. Es que Nielsen, artífice de esa representación de figuras que se abroquelan en escena, hace de la brutalidad la horma con la que moldea su arte.
Inmersos en una cotidianidad fútil, los personajes son retratos descarnados que reposan en las sombras del anonimato presentándose a simple vista como inocentes criaturas. Sin embargo, todos ocultan algo. Arquetipos del espanto a la espera del momento justo para la estocada. Así, desfilarán necrófilos asfixiados por la opresión de una funeraria (Adentro y afuera); un lunático atrapado en una conversación pueril (Las fotos); un neófito carnal (Alucinantes caracoles).
Nielsen es también arquitecto y con este libro de relatos –por años inhallable que ahora reedita Interzona– comenzó a delinear, en 1994, su carrera como escritor –ya que con él obtuvo el Primer Premio de la Bienal de Arte Joven. El volumen comprende siete cuentos que, si bien corren por sendas disímiles, son atravesados por un denominador que los aglutina: el cuerpo. Y es en el tratamiento que el autor hace de él, donde lo desviste para exhibirlo en su estado impuro, carne corrompida. Salvo en el relato Playa quemada, donde la atmósfera absorbe al personaje, las acciones de esos cuerpos ocurren en sitios despojados de magnetismo gravitacional –una sala, un vagón–. Y es ahí donde Nielsen juega sus ases, dando cuenta de un verdadero acierto de narrativa visual.
En esta antología, las exploraciones formales del autor deambulan por el conocido esquema principio-nudo-desenlace, estructura donde esgrime una cadencia que utiliza con pericia, acumulando tensión para luego descargarla en dosis suculentas. Es que en la narración se sabe (se presiente) que en algún momento, indefectiblemente, algo va a suceder. Así, Nielsen se vale de su prosa como el psicópata hace con el doble filo. Un pasaje de aguas calmas sacudido por un golpe feroz. Un electroshock rabioso. Una violencia siempre latente que aparece de manera intempestiva.
Luego de este libro, Nielsen publicó novelas como La flor azteca (1997), El amor enfermo (2000) y Auschwitz (2004), y los libros de cuentos Marvin (2002) y Adiós, Bob (2006). En medio quedó su pelea judicial con Ricardo Piglia, el editor Guillermo Schavelzon y la Editorial Planeta. Pero pasado el tiempo la vigencia de estos relatos, su vigor literario, permanece inalterable, y lo demás queda en segundo plano.