“Nosotros no corrimos para ganar, corrimos con miedo de perder”. Eduardo Guerrero tiene 84 años y protagonizó, junto a Tranquilo Capozzo, uno de los momentos más importantes para Argentina en la historia de los Juegos Olímpicos. Es que la dupla se alzó en Helsinki 1952 con la medalla dorada en remo. Sesenta años pasaron de aquel 23 de julio de gloria albiceleste. Cincuenta y dos de sequía dorada para el país, hasta que apareció la Generación Dorada y el equipo de Marcelo Bielsa en 2004. “Menos mal que el fútbol y el básquetbol anduvieron muy bien y fueron campeones en Atenas porque siempre me llamaban para que recuerde mi logro por ser el último de nuestro país y eso era un poco triste”, repasó el deportista, y apostó por el remo para Londres.
Para recordar el logro, Guerrero fue invitado al CENARD y recibido por el Secretario de Deporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Claudio Morresi. Allí, el ex atleta recordó las dificultades que debió atravesar en Finlandia. “En mi época no teníamos el respaldo que tienen hoy los deportistas. Nuestro bote estaba lleno de parches y terminó cruzando la raya atado con alambre. Nosotros no corrimos para ganar, corrimos con miedo de perder por la rotura del bote que por suerte fue arreglado por el carpintero del equipo ruso”, recordó. “Ese día fue muy gracioso, los rusos nos vieron desvalidos con nuestro bote y al final ellos terminaron segundos, detrás de nosotros”, agregó Guerrero, que destacó la ayuda que reciben hoy los deportistas.