Racing eliminó a River y, junto con Boca, son los dos grandes que quedan en los cuartos de final de campeonato. Otra vez los equipos grandes no van llegando. San Lorenzo quedó eliminado con un arbitraje dudosísimo, e Independiente juega en las ligas menores. Pero tampoco les fue bien a los equipos medianos que supuestamente juegan bien, y que en algún caso hasta salió primero en la tabla anual, como Rosario Central (dejo de lado el titulo que le dieron, ya se escribió mucho sobre el tema). El otro es Vélez: típico equipo del Mellizo, juega lindo pero es livianito. De los que juegan bien solo queda Argentinos Juniors, que se elimina con Boca, ahí queda afuera uno u otro, ambos al día de hoy, candidatos. Esta “dinámica de lo impensado”, como escribió alguna vez Dante Panzeri, quiero decir, de lo impensado de los equipos que están en cuartos (¡Gimnasia!) se va convirtiendo en la norma. La norma parece ser que no haya norma, que cualquiera le gane a cualquiera. Y así como el campeonato anterior lo ganó Platense, por qué no pensar que ahora lo va a ganar Central Córdoba, siendo que en 2024 ganó la Copa Argentina. O por qué no pensar que Estudiantes (que durante el campeonato regular no jugó a nada) y Gimnasia (que jugó aún peor) pasan los cuartos y juegan una semifinal entre ellos, como sucederían si ambos clasifican. Cualquier cosa puede pasar, y esto es apasionante y decepcionante a la vez.
Entre tanto, ya podemos sacar algunas conclusiones sobre tres de los grandes.
A) Si a Boca le ponen una marca a Paredes (como hizo Talleres, entre otros) el equipo baja irremediablemente su nivel. A Paredes mismo (que otra vez volvió a ser amonestado, luego de una fecha de suspensión por exceso de amarillas) le cuesta encontrar su lugar en la cancha cuando le ponen un tipo encima. El segundo tiempo contra Talleres, Palacios se tiró más abajo para recibir, pero lagunero y, muchas veces, directamente intrascendente, no logró solucionar el problema. Boca tiene el mérito de ganar partidos que antes perdía o, dicho de otro modo, no está jugando mejor que cuando jugaba mal y perdía. La primera media hora contra Talleres la pasó muy mal, y si Marchesín no atajaba el penal, no sé qué pasaba.
B) River es una lágrima. La forma en que Racing se lo llevó por delante después del 2 a 2 es propio de un equipo sin alma, un equipo vencido. Desde que Racing empató lo único que quería River era aguantar, tal vez hasta los penales, para tener una derrota digna (o ganar en una noche inspirada de Armani). Pocas veces se vio a un River así.
C) Racing, al contrario, es el equipo de la emoción. Es desprolijo, lleno de errores tácticos, pero que encuentra la identidad en la pasión. Así como a River no se le ve la mano de Gallardo, a Racing se le ve todo el estilo de Costas. Es un equipo sin términos medios, sin grandes lucimientos, pero que no deja de dar espectáculo. En la Copa Libertadores y ahora en el campeonato, Racing es como un electrocardiograma de sensaciones.
Queda Barracas, por supuesto. ¿Saldrá campeón? Se reciben chiqui apuestas.