Esto es Racing. No el Racing campeón. El otro: el Racing que los propios hinchas habían construido como una sucesión de desgracias, capaz de acercarlos a la cima de la meritocracia en el mundo de la fidelidad. La imagen de ese Racing tuvo un capítulo anoche, cuando se jugaban 218 segundos. Un puñadito, casi la nada. Un momento exprés para que los hinchas de Racing se miraran y se sacudieran las ropas de campeón para volver a ser eso. El Racing que los erigió en los abanderados del aguante.
Saja paró la pelota y miró el horizonte, como ese capitán que controla el panorama y decide cómo seguirá el destino inmediato de su equipo. El arquero acababa de batir el récord de valla invicta de Cejas. El tiempo, en ese caso, se contaba por milésimas. Tanto que al momento de lanzar el pelotazo que nunca levantó vuelo, los carteles luminosos del estadio celebraban la marca de Saja: 587 minutos.
Atrás la historia, Cejas, las desgracias, las rachas negativas. Una sensación que se estrelló contra el pie de Fernando Barrientos, que interrumpió el paso de la pelota. Lo que vino después fue repentización de Franco Cervi, un proyecto genial de futbolista: el pibe de 20 años definió sin la necesidad de control, a un tiempo, por encima de Saja. La paradoja más evidente es esa foto. La del arquero en el piso, iluminado por la estática que indicaba su récord. La foto de aquel Racing.
El cambio. Salió a los 20 minutos del segundo tiempo. Y se enojó. Se fastidió por la decisión de Chacho Coudet, que en su debut como entrenador dejó a Central sin su mejor jugador. Además del gol, Cervi había desplegado un menú amplio: asistencia a José Luis Fernández (no fue gol porque Saja salió rapidísimo y lo tapó), manejo de los tiempos, gambetas y pases certeros. En su lugar entró Walter Montoya, un volante que no salió del libreto. Ese papel fue exclusividad de Cervi.
Presión. El partido fue una reunión en la mitad de la cancha, donde los volantes de los dos equipos asfixiaban al que tenía la pelota. Sin embargo, Central se sintió más cómodo que Racing, que le costó saltear las marcas. Encima, Aued y Videla no estuvieron precisos como otras veces. El equipo visitante cuando no podía elaborar, lo buscaba al solitario Marco Ruben, que no contó con ninguna clara pero pivoteó todo. Todo.
Racing fue con actitud y orgullo de campeón a buscar su gol. Pero chocó contra Caranta. Y contra esa imagen de aquel Racing.
Nuñez en Avellaneda
El delantero uruguayo Carlos Nuñez pasó la revisión médica, firmó su contrato a préstamo por un año y se convirtió en nuevo jugador de Racing. “Llego a un muy buen equipo, que tiene las cosas claras y un estilo muy dinámico. Estoy esperando poder encontrarme con mis compañeros, entrenar y ya ponerme a disposición del técnico”, declaró el jugador ayer en diálogo con TyC Sports.
Nuñez llegó proveniente de Peñarol, a préstamo por un año y con una opción de compra de 4 millones de dólares. La llegada del uruguayo, que ya tenía todo arreglado con Colón pero al final se definió por el último campeón, responde al pedido expreso del entrenador Diego Cocca, que le solicitó públicamente a la dirigencia la contratación de un delantero.