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Se puede vivir sin oro

Hubo menos primeros puestos, pero un rendimiento general mas parejo que en Guadalajara. hoy, jornada de cierre.

En ascenso. Las chicas del beach volley emocionaron con su triunfo. Federico Grabich, un nadador en pleno crecimiento. A Germán Lauro, el bronce no lo conformó.
| AP

Un paso hacia el costado. Esa puede ser la mirada más amplia de lo que terminó siendo la participación argentina en los Juegos Panamericanos Toronto 2015. La delegación tuvo de todo, atletas que cumplieron las expectactivas, otros que decepcionaron y los que sorprendieron consiguiendo medallas o marcas que los clasificaron a los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016. El objetivo principal era superar la cantidad de oros conseguidos en Guadalajara hace cuatro años y avanzar en el medallero. Ninguna de los dos se consiguió a pesar de que se superará la cantidad de medallas en total y se termine cerca de las 83 medallas que se obtuvieron en los Panamericanos de 1955.
 
Más medallas, menos oros. Los números son inobjetables y las 21 medallas doradas que se consiguieron cuatro años atrás serán inalcanzables para un equipo argentino que puede terminar en 15 siendo muy optimistas. La razón puede encontrarse en que el programa de Toronto no tuvo a la pelota paleta, que hace cuatro años le dio cuatro oros y que el nivel del remo en esta edición fue mucho más exigente y se pasó de cinco doradas en México a sólo una en Canadá. ¿Cuáles se esperaban y no llegaron? Las Leonas eran grandes candidatas, pero perdieron en la final ante Estados Unidos, igual que en Guadalajara.
A la hora de analizar el valor de las doradas obtenidas hay que tener en cuenta que muchos de los atletas que se subieron a lo más alto del podio no estarán en Río el año próximo. Así es el caso del karate, patinaje artístico, patín carrera y las pruebas de Lighting mixto y J24 del yachting que no tendrán un correlato en Brasil porque no forman parte del programa olímpico. Como la de más valor puede tomarse el oro del nadador Federico Grabich, quien además de ser campeón panamericano metió un tiempo que lo clasificaría a la final en lo Juegos Olímpicos del año próximo.
Entre otros aspectos positivos, fue grandioso el oro del beach volley femenino, protagonizado por la actuación histórica de Ana Gallay y Georgina Klug y estimulante la aparición de la joven Fernanda Russo en tiro. También fueron positivos los rendimientos generales de la natación, la clasificación de los dos equipos de handball a Río, los aportes de la esgrima, el racquetball, el regreso plateado de Germán Chiaraviglio, la actuación de Dayana Sánchez en boxeo y lo de los chicos del vóley, finalistas luego de veinte años (ver aparte). Se hizo explícito el progreso de Las Panteras en el vóley femenino. El tenis aportó dos oros, Germán Lauro fue bronce en lanzamiento de bala y Mariano Mastromarino hizo historia al ser tercero en la maratón (ver aparte). La judoca Paula Pareto, una de las estrellas del olimpismo argentino, cumplió llegando a la final y es una de las esperanzas de medalla el año próximo.

Lo que no anduvo. Hubo equipos que fallaron en su objetivo. El rugby perdió la final en la última bola en lo que se esperaba un oro; el básquet, con un plantel emergente, no pudo encontrarse nunca con su juego y terminó quinto; y, se consignó ya, Las Leonas no pudieron con el estigma de Estados Unidos. El punto más negativo fue el dóping de la luchadora Luz Vázquez, quien debió entregar el bronce que había ganado.
Este paso al costado en relación a los Juegos de hace cuatro años no cambia el eje: la política del Enard, receptor de un presupuesto que creció en los últimos años, debe seguir apuntalando proyectos a futuro.

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