Los “proyectos”. El “trabajo a largo plazo”. Que importe “más el camino que la meta”. El fútbol argentino –o el fútbol sudamericano– está lleno de palabras que suenan bien pero casi no se cumplen. Racing, Independiente y San Lorenzo validan esa teoría en este arranque de año: los tres terminaron su participación en la Copa Diego Maradona y debieron salir a buscar un nuevo técnico, como en casi todos los años del último quinquenio.
Más allá de los discursos o intentos desde las dirigencias (algo que muchas veces no sucede), la continuidad de los técnicos en los clubes siempre está sujeta a condiciones que se alteran de acuerdo a los diferentes contextos personales, institucionales o futbolísticos. Juan Antonio Pizzi, Julio César Falcioni y Diego Dabove lo saben perfectamente.
En 2020, el CIES Football Observatory analizó cuánto duran los entrenadores en el mundo: analizó a 766 equipos de 84 países entre enero de 2015 y diciembre de 2019. El promedio global dio como resultado que un técnico dirige 40,6 encuentros. En Sudamérica ese número incluso se reduce bastante: los entrenadores aguantan 29,1 partidos. Ni siquiera una temporada completa.
Detrás de este relevamiento y de la noticia sobre los ciclos que se acaban de iniciar en estos tres clubes grandes, la comparación con lo que sucede con el River de Marcelo Gallardo resulta ineludible, al menos para marcar los contrastes. Aunque esté lejos de ser el Alex Ferguson de River, como deseaba el presidente Rodolfo D’Onofrio –el escocés estuvo 27 años en el Manchester United–, Gallardo es la excepción en un fútbol que tritura técnicos cada fin de semana. Digamos que es una excepción casi mundial: solo el 3,9% de los clubes relevados por el CIES mantuvo al mismo entrenador en el tiempo analizado. River es el único en Sudamérica y el Atlético de Madrid de Diego Simeone el único en las principales ligas de Europa.
Gallardo asumió en Núñez en mayo de 2014: hace más de seis años y medio. En ese período, Racing ganó dos ligas (2014 y 2018-2019), un Trofeo de Campeones (2019) y cambió seis veces a su entrenador. Independiente obtuvo una Copa Sudamericana (2017) y contó ocho entrenadores. San Lorenzo saldó su deuda histórica, levantó la Copa Libertadores (2014) pero ni con eso pudo sostener a su técnico: después de Edgardo Bauza, el conductor de la Copa, pasaron siete entrenadores hasta llegar a Dabove.
Ahora, como pasa siempre, será cuestión de evaluar cómo arranca cada equipo, cómo sobrevive cada entrenador en este nuevo ciclo que arranca. Pizzi en Racing, Falcioni en Independiente y Dabove en San Lorenzo. Porque, les vaya bien o les vaya mal, dentro de poco tiempo sus nombres serán parte de esa lista inconmensurable que se renueva cada vez más rápido.