DEPORTES
en la plata

Un empate que estuvo al borde del caos

Boca y Estudiantes igualaron en un partido dominado por los nervios y las patadas. El Xeneize se aseguro llegar al clasico con River como unico puntero.

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Punto para quedar arriba. Centurión aguanta la pelota. El delantero fue insultado por sus gambetas. | fotobaires

La imagen de Nelson Vivas convertido en un Increible Hulk doméstico está ahí, como síntesis de esa atmósfera espesa que se vivió anoche en La Plata, en un partido que estuvo siempre a punto de transformarse en una batahola, pero que nunca explotó: ni en juego ni en tensión. El resultado le quedó más cómodo a Boca, que al menos se aseguró llegar al superclásico con River como único puntero del torneo.  

El duelo entre el líder y uno de sus perseguidores estuvo al límite: a una patada de que lo “caliente” se convierta en “grotesco”. Aunque lo que hizo el técnico de Estudiantes puede encuadrarse dentro de ese género: vale la pena verla y repetirla en Youtube. El DT había pedido –como todos los jugadores y los hinchas de Estudiantes– un supuesto penal del arquero Rossi a Cavallaro, pero Silvio Trucco no sólo no lo cobró, sino que lo expulsó por una protesta desmedida: luego de eso, Vivas se rompió la camisa, pateó un micrófono y se fue puteando.

Lo que pasaba en la cancha podía resumirse en ese minuto de furia de Vivas, en esa imagen de película de acción: muchos nervios, mucha fricción, pero poco –casi nada– de situaciones de gol o jugadas de elaboración.

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Eso se debió, entre otros factores, a que a Benedetto no le llegaba la pelota, Centurión desafiaba más de lo que generaba –sus gambetas fueron siempre un motivo de insulto para los paladares bilardistas– y, en Estudiantes, Lucas Rodríguez estaba demasiado solo: tenía que crear y también llegar al arco de Rossi. Quedó claro a los 18 de la segunda parte, cuando pateó desde afuera porque no tenía otra salida; o unos minutos después, cuando avanzó hasta el área y no pudo gambetear a Juan Manuel Insaurralde. La más clara de Boca fue a los 30, cuando Pérez dio un pase exquisito y Benedetto casi convierte: salvó Schunke sobre la línea. Después, sólo quedó la tensión.