El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) dejó una cosa muy clara: América Latina será (y ya es) una de las regiones más afectadas por las devastadoras consecuencias de la crisis climática y ecológica. Habrá una mayor cantidad de inundaciones, huracanes, tormentas, olas de calor, sequías, incendios, una disminución de la calidad del aire y de la cantidad de alimentos que podemos producir. Sin embargo, sólo emitimos un 5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de todo el mundo.
Esta es una característica recurrente del calentamiento global. Quienes más sufren las consecuencias del mismo son también quienes menos contribuyeron a que ocurra. Por ejemplo, OXFAM sacó un informe a finales de 2020 en el que demuestra cómo es que el 1% más rico de la población emite más que el doble de GEI que el 50% más pobre.
El tema del endeudamiento
Otro de los problemas característicos de nuestra región es el excesivo endeudamiento de los países que la conforman. Argentina es el caso más emblemático pero Brasil, El Salvador, Uruguay y Bolivia también son países con deudas externas equivalentes a entre un 57% y 93% de sus respectivo PBI´s según datos del FMI.
Lo que pocas veces se menciona es que la contracara de la deuda financiera del sur global con el norte es la deuda ambiental que el norte tiene con el sur. Una parte no menor de los mejores índices de vida de los países desarrollados ha sido alcanzado mediante la explotación de los recursos naturales de América Latina partiendo ya desde las épocas coloniales.
Teniendo en cuenta todo esto y sabiendo que los países ricos se han comprometido a financiar en parte las medidas de mitigación y adaptación de los países con rentas bajas y medias, porque no consideramos una masiva condonación de la deuda externa latinoamericana con organismos públicos a cambio de reducir las emisiones de GEI y principalmente medidas de adaptación que protejan los incontables ecosistemas que son parte de América Latina.
Justicia climática
Uno de los conceptos claves en la lucha contra el cambio climático es el de justicia climática. Esto significa buscar y generar soluciones ambientales donde quienes paguen la mayoría de los costos de una transición sean los países y sectores que más se beneficiaron y más contribuyeron al colapso ecosistémico que se avecina si no tomamos medidas urgentes. Justicia climática significa también generar las condiciones para que las soluciones ambientales cierren con las personas adentro sin perjudicar a los sectores más vulnerables quienes, como ya vimos, son los que menos contribuyeron a esta crisis.
Para lograr una solución justa a la crisis climática y ecológica en nuestra región es necesario presentar un frente unido en las instancias de negociaciones climáticas internacionales y trabajar en bloque para generar mejores condiciones y tener mayor poder de lobby.
Sin embargo, mientras que los países africanos parecen haber entendido esta lección de manera espectacular defendiendo sus intereses comunes a mansalva, los distintos países de Latinoamérica se pelean constantemente entre sí dificultando la articulación y ampliación de pedidos concretos como “canjear deuda por clima” (expresión utilizada por Alberto Fernández) que beneficiarán a todos los países de la región.
Encuentros como la Cumbre Latinoamericana del Cambio Climático que organizó Argentina hace pocos meses son un paso en el camino correcto que debemos profundizar de cara a los años que vendrán.
Para Paloma Costa, asesora juvenil de Antonio Gutierres (Secretario General de Naciones Unidas) en cuestiones relacionadas al clima, "es importante construir una postura latinoamericana común en cuestiones ambientales por diversos motivos. “... porque todos los grupos negocian en bloque y Latinoamérica parece que no está unida. Segundo, hace 6 años que no tenemos una COP en nuestra región y eso nos hace más débiles”. Paloma agrega que el último informe del IPCC marco contundentemente que las consecuencias del cambio climático en la región serán fuertísimas y pregunta “¿Si no estamos unidos con qué fuerza nos vamos a recuperar, con que fuerza vamos a resistir?”.
Paloma cierra sus dichos con una consigna potente: “Si eso (la unión) no parte de los líderes que son quienes toman las decisiones debe partir de nosotros, los jóvenes”.
*Eyal Weintraub es activista ambiental.
