ECOLOGíA
Investigación exclusiva

Megagranjas porcinas en España: denuncian contaminación, animales hacinados y exceso de antibióticos

¿La historia de España se repetirá en Argentina? Las autoras alertan sobre las consecuencias que sufre uno de los países líderes en el mundo de producción masiva de cerdos.

Cerdos
Con la consigna de “Basta de falsas soluciones ”, exigen una transición a un sistema alimentario sostenible. | CEDOC

Uno de los países líderes en producción porcina mundial es España, que en el 2018 ya firmó un acuerdo comercial con China y se convirtió en uno de sus mayores proveedores. Es por eso que para poder imaginarnos las consecuencias que las megagranjas tendrían en Argentina no hace falta hacer futurología, sino, mirar a Europa.

Fue en plena pandemia que nuestro país se enteró que el Gobierno negociaba con China la importación de megagranjas de cerdos que el país asiático había perdido producto de la gripe porcina africana. La quietud generalizada que transitábamos, dispuesta por la “cuarentena eterna” que se había establecido para contener la expansión del coronavirus, se interrumpió al punto de provocar una participación ciudadana nunca antes vista: “¿Quién va a garantizar que las producciones intensivas no favorecerán a futuras pandemias?” Al día de hoy, no hay respuestas precisas y Cancillería niega un avance del acuerdo, si bien el sector socioambiental infiere que se está realizando entre privados.

Pero volvamos atrás unos instantes. Que el covid-19 haya golpeado primero a los países del viejo continente le dio a la Argentina la oportunidad de recabar información sobre el virus y equiparse para el invierno. ¿Y si replicamos esto con las megagranjas?

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El caso español

Profundicemos entonces en el caso español. Uno de los efectos más visibles de las macrogranjas fue el impacto en la contaminación de las aguas debido a los denominados purines: los residuos de origen orgánico de las instalaciones, como excremento, concentraciones de animales muertos, restos vegetales, etc.

En Cataluña, que tiene la segunda mayor producción porcina española,  el 41 % de los acuíferos están contaminados y 142 municipios sufren problemas de abastecimiento de agua. En Aragón, la comunidad con mayor producción porcina, cerca del 18 % de los municipios están contaminados por los purines. La situación es tan grave que, en julio del 2020, la Comisión Europea le dio un ultimátum a España para que supervise los purines y reduzca los niveles de nitratos de las aguas subterráneas.

Otro de los riesgos involucra al sector industrial ya que el proyecto tuvo un impacto negativo en las pymes. Para dar lugar a la inmensa cantidad de animales de exportación fue necesaria la proliferación de megagranjas de más de 2.000 cerdos y 750 cerdas reproductoras que, como advierten los pequeños productores, solo pueden ser afrontadas por grandes inversores.

Hoy, se estima que existen más de 86.000 explotaciones porcinas españolas, de las cuales más del 80% son explotaciones intensivas. Desde 2007, las explotaciones más pequeñas se redujeron cerca de un 48%, mientras que las explotaciones de mayor tamaño incrementaron un 60%. En el caso de Argentina, el 96% de la producción porcina pertenece a pequeños y medianos productores. Un productor pyme, cuya identidad prefirió resguardar, le reveló a Perfil: “Poner una madre te sale 6 mil dólares, las megagranjas de 12 mil madres son imposibles de afrontar”.

En cuanto a las oportunidades laborales, al contrario de lo que afirman los defensores de las explotaciones intensivas, en España destruyeron más empleo del que generaron. Es el ejemplo de  Balsa de Ves (Albacete) cuyo número de habitantes se redujo de 222 a 136 desde que se instaló allí una macrogranja, hace 12 años. En esa instalación, con cabida para 60.0000 cerdos al año, solo trabajan ¡5 personas! Los trabajadores de las factorías intensivas, además, por las condiciones inherentes a las megagranjas, tienen el riesgo de padecer problemas de salud, como enfermedades respiratorias, pérdida auditiva, enfermedades de la piel e incluso zoonosis como Hepatitis E.

Por otra lado, estas instalaciones tienen un gran impacto negativo en la vida de los cerdos. Debido a las condiciones en las que malviven, con menos de 1m2 por individuo, es habitual que se den situaciones de maltrato e insalubridad: cerdos con hernias y úlceras infectadas, canibalismo por estrés y animales muertos en estado de putrefacción.

Además, los lugares en los que viven hacinados tantos animales son caldo de cultivo para la propagación de multitud de enfermedades. Para evitar que esto ocurra se abusa del uso de antibióticos. Por eso, no es de extrañar que España sea el país de la Unión Europea que mayor cantidad de antibióticos usa para el ganado. Un tema muy preocupante ya que la ONU estima que la resistencia antibiótica será la primera causa de muerte en 2050. Es importante tener en cuenta que, según la FAO, alrededor de un 70% de las nuevas enfermedades que han surgido en los seres humanos son de origen animal.

“Gran parte de los argentinos descienden de los barcos” es la mítica frase popular que pretende describir -y fanfarronear- sobre el fuerte linaje de inmigrantes europeos que forjó la patria albiceleste. En esta ocasión, Argentina se encuentra frente al desafío de mirar una vez más al viejo continente, no para alardear, sino para aprender y tomar decisiones firmes que cuiden nuestra máxima riqueza: la naturaleza.

*Esta nota fue realizada por Lucía Lopreiato (Eco House) con la colaboración de Cristina Rodrigo (ProVeg, España)