La baja de la nota de Brasil por parte de las grandes calificadoras internacionales podría implicar la pérdida de su “grado de inversión”, una buena nota que le sirvió al gigante regional para atraer capitales desde 2008 y que ahora lo hace transitar el camino inverso. Las inversiones se van y generan a su vez que su moneda de devalúe cada vez más. Así, el real cerró ayer en 3,50 unidades por dólar y en un año perdió 40% de valor, un factor que preocupa a los industriales argentinos. Según analistas de Goldman Sachs, la nota de Brasil puede bajar este mismo mes. “Moody’s puede bajar el rating soberano en un grado, a BAA2, manteniendo la perspectiva negativa”, detallaron en un informe donde advierten sobre un “agitado” agosto para la economía brasileña, con “riesgos significativos por factores externos y domésticos”. Sin embargo, la pérdida del grado de inversión podría prolongarse a 2016. Para Goldman Sachs, la economía brasileña caerá 2,1% este año mientras que la Cepal estimó que la caída será del 1,5%, en medio de un aumento de la inflación.
“La pérdida del investment grade tendría un impacto negativo en el tipo de cambio”, explicó Patricia Krause, economista para América Latina de Coface. La analista citó las dificultades de las empresas para conseguir créditos en bancos del exterior –lo que ralentizaría aún más la recuperación de la actividad brasileña–. Esto podría impactar en la Argentina, que espera el crecimiento de Brasil ya que la caída del consumo del principal socio comercial impactó en las exportaciones locales, que bajaron 23% en el primer semestre de 2015. Por otra parte, la pérdida del grado de inversión, sumada a una eventual suba de la tasa en Estados Unidos, puede impulsar a más fondos de inversión a salir del país, lo que también implica más presión sobre el real, que seguiría devalúandose. “El efecto sobre la Argentina impactará a través del tipo de cambio. Una depreciación del real volverá a las importaciones de productos argentinos más caras, deteriorando todavía más el balance comercial entre los dos países”, agregó Krause, quien aclaró que el riesgo de una baja en la calificación aumentó pero no se puede establecer cuándo podría producirse. “Brasil enfrenta el deterioro macroeconómico, una crisis política y una gran investigación por corrupción, con resultado abierto”, detalló la economista de Coface.
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Así como la devaluación del real en Brasil alcanzó su nivel más alto en 12 años, la inflación llegó al mismo récord. El índice nacional de precios al consumidor amplio (IPCA) subió 9,56% en los 12 meses hasta julio, la tasa más alta desde noviembre de 2003, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). La marca para doce meses duplica el objetivo de inflación del Banco Central de Brasil, que subió la tasa de interés de referencia (Sélic) a 14,25% –un máximo de 9 años– y señaló que podría seguir subiendo las tasas si los precios suben más de lo esperado, lo que golpea el PBI.
