Contra reloj, el Gobierno trabaja en diversos tipos de medidas para tratar de contener la escalada del dólar que el viernes quedó en $ 29,57, tras tocar casi los $ 30 en algunos bancos. Para evitar otro sacudón, que aún defienden como parte del tipo de cambio flotante, anunciarán medidas cambiarias, monetarias y fiscales en busca de sortear un nuevo coletazo financiero. Los márgenes de maniobra son escasos ya que el Fondo Monetario Internacional monitorea en tiempo real el volumen neto de reservas, pero tamibén hay diálogos con el organismo multilateral.
Tras varios cruces por medidas para paliar la sangría por turismo, que debería frenarse con la devaluación pero la invasión a Rusia por el Mundial lo desmiente, una de las alternativas es viable para el Gobierno: aumentar la alícuota del impuesto a la venta de pasajes al exterior. Se trata de un impuesto interno que pasó del 5% al 7% en la era Macri y que podría saltar al 10% según las ideas en danza. De esta forma, desalienta la compra y, por otra parte, mejora la recaudación. Lo obtenido, en teoría, se aplica a un fondo para la promoción del turismo interno, lo que también podría atraer viajeros del mundo al país.
“El turismo receptivo puede tener una reacción rápida al movimiento del tipo de cambio”, indicó Fabricio Di Giambattista, presidente de la Federación de Agencias de Viaje, que se mostró preocupado por la idea del regreso del “dólar turista”. Esta opción, sin embargo, fue descartada por la mesa chica: remite al kirchnerismo. “Marcaría el principio del fin”, según indican funcionarios de Cambiemos.
Ante la inminente recesión, el Gobierno aspira además a mejorar la recaudación para que no toda la baja del déficit recaiga sobre el recorte del gasto. Para esto, la AFIP viene anunciando una serie de medidas para bajar la evasión, con presión a grandes sectores para que registren a sus empleados o incluso un plan de pagos permanentes para las deudas.
Licitaciones. Tras la salida de Federico Sturzenegger, el equipo económico y la nueva conducción del Banco Central buscaron mostrar señales de coordinación. Sobre este punto seguirán trabajando, en base a las licitaciones que instrumentó Luis Caputo para ofertar los dólares que llegaron del FMI.
Uno de los puntos en duda, según los analistas, es que las metas del acuerdo con el Fondo están en el límite. “Se puede entrar en un escenario de waivers”, relató un ex FMI sobre cómo opera el organismo. Los waivers son ‘perdones’ del organismo que permiten flexibilizar metas. En ese marco, trascendió que los funcionarios del Gobierno ya hablaron con los técnicos del FMI. Voceros de Caputo negaron que ya se hayan renegociado las condiciones o las limitaciones a la intervención del BCRA en el mercado cambiario.
El otro firmante del acuerdo, Nicolás Dujovne, fue blanco de los rumores de cambio de Gabinete el viernes. Sin embargo, en el Gobierno aseguraron que tiene respaldo. Dentro de Cambiemos aseguran que Dujovne tiene el aval del FMI. Si bien también estuvieron negociando con Caputo, eligieron al ex columnista televisivo como interlocutor.
Con la recalificación a emergente del MSCI hace diez días, también quedó claro que el mercado no quiere nuevas restricciones al control de capitales: fue una de las advertencias. Sin embargo, algunos papers del FMI avalan controles al flujo de capitales en momentos de tensiones financieras como las actuales, y también son parte del debate en el equipo económico. Un ejemplo cercano los motiva: las aplicó Chile hace años.
“Las retenciones se fueron y no van a volver”, dijo ayer Mauricio Macri para despejar uno de los puntos donde se establece que el Gobierno podría intentar mantener la recaudación frente a un semestre de recesión. Este martes el presidente se reunirá con la mesa de enlace, después de varios idas y vueltas sobre el tema.
Tarifas, con menos subas
En el Gobierno están terminando de definir un nuevo esquema de aumento de tarifas que se confirmará esta semana.
Con el flamante ministro de Energía, Javier Iguacel, a la cabeza, se autorizarán incrementos en la luz y el gas de entre el 20 y el 30% para septiembre y octubre próximos. Se trata de un ajuste por debajo del que debería haberse registrado según el esquema previsto por Juan José Aranguren.
Ocurre que como los contratos revisados por esta gestión dolarizaron el precio de los servicios públicos, la devaluación del 55% en el año, obligaba a disparar los incrementos de las facturas en un contexto de aceleración del costo de vida. Con el dólar a $ 30, cálculos del estudio Eco Go estimaban que si no se cambiaba el cronograma de ajustes debería haber habido saltos de más del 60%. Por eso Iguacel ya adelantó que habrá aumentos menores.
Por otro lado, se está cerrando un nuevo aumento de la nafta.