Las crisis económicas suelen tener más víctimas que los bolsillos de los trabajadores o los sectores productivos, pues en su embate suelen arrastrar también los símbolos que hacen a una comunidad. Y este es el caso de Ben Hur, un equipo de básquet que a pesar de que sólo tres años atrás llegó a la cima de este deporte en América latina, hoy está a punto de ser desactivado por la imposibilidad del club para continuar financiándolo.
El presidente de la sub-Comisión de básquet del club, Héctor Puig, confirmó a Perfil.com la triste nueva que recorre los pasillos de esta entidad nacida en 1940 y que conoció la máxima gloria deportiva poco tiempo atrás: la Comisión Directiva impulsa tratativas para vender su plaza en el Torneo Nacional de Ascenso, ya que es imposible para Ben Hur continuar manteniendo el costoso equipo que recientmente descendido.
No es todo. El comprador no sería un solo club, sino una entidad que formaría un equipo mixto que reuniría jugadores de todos los clubes rafaelinos. Es que a causa de la débil situación de las principales economía de la región (la industria láctea y metalmecánica), que fueron las que financiaron al equipo en sus años de gloria, hoy la entidad no consigue el suficiente respaldo económico para mantener un equipo de básquet en el TNA, adonde descendieron luego de conocer la cima del deporte en el país al jugar en la Liga Nacional.
La cruda realidad quedó revelada hace poco más de un mes, cuando el club debió afrontar una deuda judicial que, según fuentes extraoficiales, no superaba los 10 mil pesos, y el abogado a cargo de la demanda pidió el remate de la cancha de básquet ubicada en el imponente “Coliseo del Sur”, estadio construido en los ya pasados tiempos de bonanza económica. A pesar de que el monto adeudado resultaba mínimo, las cuentas en rojo del club obligaron a un aporte solidario de un grupo de afiliados que decidieron realizar un salvataje de esta cancha, la misma que vio ascender al equipo de básquet desde las categorías más bajas a convertirse en el campeón latinoamericano.
Aunque hoy el estadio ya no corre peligro, lo cierto es que este sismo que sacudió la institución evidenció no sólo las cuentas deficitarias del club, sino también la dura realidad que vive el deporte regional. A raíz de la profunda recesión que se vive en Argentina desde hace más de un año ya no es posible financiar los éxitos deportivos que mantuvieron alto el ánimo de los rafaelinos en otros tiempos difíciles. El equipo de básquet de Ben Hur, que fue un símbolo de crecimiento y superación convirtiéndose en pocos años en una joya de la pampa gringa. El futuro se avecina incierto para una institución que, a pesar de su profundo rol simbólico y social, difícilmente reciba la atención de los gobiernos, más ocupados en las grandilocuentes campañas políticas que en el trabajo diario de quienes llevan adelante los clubes del interior del país.
La crisis de un coloso. Pocos años atrás, cuando comenzaba una década difícil signada por las crisis económicas, la alegría de los rafaelinos se podía encontrar en el deporte. Ben Hur fue uno de los principales responsables de este fenómeno. En 2001 el “Lobo” comenzó un meteórico ascenso que lo llevaría de ser un oscuro equipo de la Liga Federativa C hasta el rutilante estrellato en la Liga Nacional de Básquet, amparado no sólo por una calidad deportiva de excelencia, sino también por una economía regional que permitió el financiamiento de una actividad que, en nuestro país, siempre fue deficitaria. Y ese déficit se haría sentir no en sus breves años de reciente gloria, sino en la actualidad, cuando la recesión que asola la Argentina llega a las puertas del corazón productivo de Santa Fe.
Bajo la tutela de la empresa láctea Ilolay y la autopartista Zanella, además del apoyo del pujante sector industrial y productivo rafaelino -reconocido por los economistas por su inquebrantable solidez-, la floreciente economía de la zona permitió que los éxitos deportivos de Ben Hur se eludieran los embates de dos default en los que cayó la Mutual que lleva el mismo nombre, la cual colaboró activamente con el financiamiento de los costosos equipos de básquet y fútbol que en 2005 llegaron a las ligas mayores. Por su parte, el básquet fue sin duda quien llevó el nombre de Ben Hur más lejos que nunca, al consagrarse en 2006 campeón de la Liga Sudamericana de Clubes. Por entonces, no había ningún equipo en toda América latina que superara lo construido por Ben Hur con años de trabajo y esfuerzo de toda la comunidad rafaelina.
El fin de los éxitos deportivos no tardó en llegar, y fue de la mano del quebranto en la economía de toda la región. Mientras que el 2008 trajo el conflicto entre campo y gobierno, y el 2009 una acelerada recesión que carcome el entramado productivo, el Club Ben Hur no pudo soportar la manutención de dos categorías en pleno éxito, ya sea el básquet que disfrutaba del reconocimiento internacional, como el fútbol, que durante el mismo 2005 llevó a su equipo al Nacional B. Es así como la tradición argentina se impuso, y entre básquet y fútbol, Ben Hur debió resignar al primero. En Argentina, recaudación y el prestigio no van de la mano en el deporte del cesto.
Mientras que el éxito de Ben Hur llegó en un tiempo donde la economía agropecuaria florecía de la mano de la soja y otras producciones que contaban con excelentes precios internacionales -como el trigo-, la industria láctea vivía la bonanza de los precios récord de la leche en polvo, y el sector metalmecánico experimentaba un avance sostenido en el mundo, el club conoció la derrota precisamente cuando esta sólida economía experimenta una herida difícil de cerrar. Mientras el sector lechero se encuentra en una fuerte crisis de precios a nivel agropecuario e industrial, el sector autopartista es uno de los más golpeados por la crisis financiera internacional, impactando directamente en una ciudad en la que sus dos principales exportaciones son la leche en polvo y las válvulas para motor.
De este modo, queda poco espacio de maniobra para un club que poco tiempo atrás colocó al país en lo más alto del deporte internacional. Y aunque en sus tiempos de gloria los partidos de básquet de Ben Hur recibieron la asidua visita de los políticos de turno -como el ex gobernador de Santa Fe Jorge Obeid o el indentente rafaelino Omar Perotti- lo cierto es que en estos tiempos de penurias, esos mismos políticos no parecen interesados en gestionar fondos para revitalizar la economía del club, y miran con indiferencia la caída de una institución con medio siglo de historia, y que poco tiempo atrás fue un verdadero coloso de la pampa gringa.
*Especial para Perfil.com.