Pascual, tal su nombre de guerra cuando militaba en Montoneros,
hoy es un empresario que mantiene ligazones con el espíritu de los
’70. Gran parte de sus negocios está vinculada con
los fierros. Hace unos años, Mario Montoto incursionó, con suerte diversa en el
negocio ferroviario. Pero recientemente encontró el nicho
de la
industria de defensa. Logró importantes contratos con el
Estado, como la refacción del Tango 01 y de submarinos de la Armada. A cada paso ensaya una
defensa del curso político del país, en su estrategia económica. Así lo repasó con
PERFIL.
—¿Hay una moda del montonerismo?
—Este gobierno está integrado por muchos compañeros que fueron militantes en los
’70, comprometidos no sólo con la política de Montoneros sino con otras expresiones
políticas.
—¿Este es el gobierno de los Montoneros, entonces?
—No, es injusto, porque en definitiva en el gobierno de Alfonsín, en el de Menem, hasta
en el de De la Rúa hubo militantes de la Tendencia Revolucionaria. Terminada la experiencia
Montoneros, la gente que estaba vinculada y siguió interesándose en la actividad política encontró
la forma de canalizarlo en distintas propuestas.
—¿Hubo una autocrítica de Montoneros?
—Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, no sólo los que militamos en
Montoneros... los partidos políticos también deberían haberse criticado profundamente, los sectores
del empresariado deberían haberse criticado.
Las Fuerzas Armadas y la Iglesia son las instituciones que, junto
a Montoneros cuando existía, profundizaron en su autocrítica y se hicieron cargo de los errores de
aquella época.
—¿Su paso al empresariado no está reñido con la inspiración
que tuvieron cuando se iniciaron en la militancia?
—Desde mi actividad de empresario me siento mucho más útil a la Argentina que si
siguiera militando dentro del peronismo.
Visión. Asegura que ahora no está vigente la visión
política tradicional de bloques internacionales, pero que eso no está reñido con los ideales de la
militancia.
—
Cuando este gobierno baja un índice de desocupación, genera
trabajo, hace que la distribución sea más equitativa, me hace sentir muy feliz. Se equivocan
los que le reclaman a este gobierno
la revolución del proletariado o la lucha de clases, porque
nunca fue un objetivo de nuestra política peronista ni montonera, y porque realmente sería un tantoacientífico.
—¿Existe la burguesía nacional?
—Existe, con niveles de debilidad importante. Cuando digo que los empresarios deberían
haber hecho una autocrítica, me refiero al nivel de destrucción y vaciamiento que hicieron de la
estructura económica argentina.
—¿Cree que este Gobierno trabaja para la burguesía nacional
como pregona?
—Más allá de las formas o los métodos, me da la sensación de que
generó condiciones para que pueda desarrollarse una nueva
dirigencia empresarial.
—¿Cómo tiene que ser esa nueva dirigencia?
—Gente que esté pensando más en la reinversión que en llevarse utilidades fuera del
país, que busquen socios e inversores de afuera del país pero para quedarse dentro de los negocios,
no para vivir de rentas. Se está generando una cultura empresaria diferente.
—¿No es raro que Montoto, un dirigente montonero, tenga una
empresa de defensa...?
—
Estoy filosóficamente, intelectualmente y empresarialmente
convencido de que el rol de la actividad privada en el mundo de la defensa
es muy importante, y además me gusta, y
alguien lo tenía que hacer. Por otro lado, es una forma muy
importante de cicatrización de heridas del pasado. Yo me junto con militares, y no a discutir del
proceso, sino de negocios, de proyectos.
“La foto me puso muy contento”
—Ud. dice que no está haciendo nada reñido con su
militancia. ¿Qué le pareció la foto de Néstor Kirchner con los militares, durante la dictadura, que
publicó la revista Noticias?
—A fuerza de ser intelectualmente honesto, esa foto es muy importante. Me puso
contento ver al presidente Kirchner comprometido en 1982 con la causa de Malvinas.
—¿Le alegra el apoyo público de Kirchner en pleno proceso
militar?
—Más allá de los fundamentos del gobierno militar para recuperar Malvinas, una vez
recuperadas, se transformaron en una causa nacional y popular. La inmensa mayoría de los argentinos
adheríamos.
—¿Y Montoneros qué hizo?
—La mayoría de los detenidos se ofreció como voluntarios. Yo recibí en México a Oscar
Alende y a Vicente Saadi. Charteamos un avión en Panamá que recorrió países recogiendo dirigentes
latinoamericanos, encabezados por Obregón Cano y Bidegain, que se quedaron en Perú. La delegación
estuvo en Buenos Aires 5 o 6 días. En este contexto, la verdad,
fue una sorpresa muy grata, muy agradable, ver la foto del
presidente Kirchner apoyando la gesta de Malvinas.
Una solución argentina
* La empresa de Mario Montoto es la Corporación para la Defensa del Sur (Codesur), creada el
20 de junio de 2003, que desarrolla y gerencia proyectos relacionados con la industria de defensa.
* Con Montoto trabajan ex militares retirados de las Fuerzas Armadas. Representa a una de las
empresas más importantes del Ministerio de Defensa de Rusia.
* Realizó el mantenimiento del submarino Salta, pelea un contrato de US$ 16 millones para
hacer el mantenimiento del San Juan, y ya en sociedad con la firma israelí lAl hizo el
mantenimiento del Tango 01.
* Construye 20 barcazas para la empresa Horamar en el astillero Domeq García.
* El lema de Codesur es: “La defensa y la seguridad de los argentinos esté en manos de
los argentinos”.
Foja de servicios
Mario Montoto nació en La Plata, pero su identidad básica es “federal y rosista”.
Hijo de un juez que hizo carrera, empezó en la política a los 12 años. Pascual –tal su nome
de guerra– se convirtió durante la clandestinidad de Montoneros en 1977 en la mano derecha de
Mario Firmenich.
María Ines Riverta, su primera esposa, fue secuestrada en Lima, Perú. Tiene tres hijos, dos
mujeres y un varón. Al menor, de 12 años, los compañeros de colegio le dicen “Monto”.
En su foja de negocios se presenta como el primero que construyó departamentos en Puerto
Madero, el inventor del negocio de las máquinas boleteras en los colectivos, con lo que facturó US$
60 millones, y ex propietario de 60 líneas de colectivos de la Ciudad de Buenos Aires. Encabezó las
ferroviarias San Martín, Belgrano y Metropolitano. Acusa 49 años.