Cotizar una obra de arte parece ser, a primera vista, un ejercicio imposible. Entre los artistas argentinos vivos, Guillermo Kuitca es el que ha vendido las obras más caras en el mercado mundial. Uno de sus cuadros fue subastado en 1998 en U$S 265.000 por la casas de subastas Christie’s. En tanto, una obra de Antonio Segui, otro pintor argentino consagrado, alcanzó la cifra de U$S 132.000 en un remate en Sotheby’s.