Con la llegada del coronavirus y la cuarentena, las empresas fueron adaptando envíos por el cierre de comercios y también producción en el caso de las que pasaron a fabricar barbijos o alcohol en gel. Las alimenticias no tuvieron restricciones para operar, pero vieron cómo cambiaron las modalidades de consumo. Y se adaptaron.
Uno de los casos es el de Companía Americana de Alimentos, la firma que produce los productos Nevares. Sin kioscos ni venta en el transporte público, su volumen de comercialización cayó un 50% en los últimos meses. Por eso, ahora apuntan a compensar la baja en golosinas adaptando su producción al consumo hogareño con paquetes familiares de galletitas. Otro de los casos es el de Nestlé, que firmó un acuerdo con Starbucks para llevar el café de la cadena norteamericana a las cápsulas de las cafeteras hogareñas.
En el caso de Nevares, la compañía realizó una inversión de US$ 500 mil en una nueva línea de producción para duplicar su capacidad. Prevén llegar a 80 toneladas de galletitas elaboradas por día, según explicó a PERFIL Matías Cordero, Director Comercial de la empresa que produce 16 millones de kilos de golosinas y galletitas por año.
El coronavirus obliga a un modelo más sustentable
Mientras en las provincias que van saliendo de la cuarentena se empieza a ver un repunte, con altibajos, la empresa espera que la nueva producción le permita volver a un plantel al 100%. Hoy el 25% de los trabajadores están suspendidos.
El negocio de galletitas representaba hasta ahora el 4% de la facturación. A fin de mes estará la línea completa, que prevé un total de ocho nuevos productos para los canales de comercialización como mayoristas y supermercados, en un mercado que, reconocen, es muy competitivo y grande.
Otra de las firmas del rubro, la multinacional argentina Arcor, acusó el golpe por la baja en los kioscos y presentó semanas atrás una campaña para “salvarlos”, con una campaña basada en la adquisición de vouchers online que “duplican su valor cuando los consumidores retiran los productos en su kiosco amigo”.
Nestlé y Starbucks hicieron su alianza antes de que golpeara el coronavirus a nivel global. Pero el cierre de los bares fomentó el consumo de café en casa. Si bien los locales de la cadena están abiertos, son sólo para 'take away'. La irrupción de la pandemia incluso retrasó el lanzamiento en la Argentina de “Starbucks en casa” pero el modelo se acomodó a los tiempos de cuarentena.
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Lejos de verse como competencia, a nivel mundial avanzaron con una alianza en supermercados. Además, Nestlé entra en el mercado del tostado y molido con Nescafé Gold. En la fusión, encapsularon en la línea de cafera Dolce Gusto versiones como el Flat White y el Caramel Macchiato de la cadena de café con origen en Seattle. “Son productos complementarios a los que se puede encontrar en los locales”, explicó. Valeria Rodríguez Pardal, Directora del negocio de café en Nestlé Argentina.
El consumo promedio de los argentinos es de 1 kilo de café per cápita al año. Hoy hay un público que empezó a tomar esta bebida desde más joven, lo que para Rodríguez Pardal “se relaciona con la llegada de starbucks y una nueva forma de tomar café".
En 2019 la categoría café facturó $ 11,2 billones. El 45% es café instantáneo y el 35% tostado y molido. Las cápsulas llegan al 20%. En la Argentina se consumen 191 tazas de café per cápita por año. El crecimiento contra el año anterior fue del 36%.
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En 2019, por la crisis, los consumidores ya se habían volcado a presentaciones más baratas. “Las propuestas de valor del segmento del café siguen creciendo. En el corto plazo la categoría de café en el canal supermercados y retailers en 2019 tuvo una caída en volumen en 10%. Tenemos fábrica de café en Argentina y tenemos trabajadores argentinos. Nos vamos a ir adaptando a los contextos y seguiremos”, remarcó la representante de la multinacional que cumple 90 años.
