Dante Sica, contador público y licenciado en Economía, estudiaba en la Universidad Nacional de La Plata en plena transición entre dictadura y democracia. Fue su etapa más “hippie”, según recuerdan quienes compartieron ese tiempo con él. “Después trabajó hasta convertirse en uno de los principales consultores del país. Está entre los top tres”, apunta un ex colaborador.
Lalo, como lo llaman sus amigos, era un “militante bastante activo, sobre todo en lo cultural”. Militó en las primeras camadas del Muece, el Movimiento de Unidad Estudiantil de Ciencias Económicas, una agrupación que hoy subsiste en la UNLP y que marca su preocupación por el acuerdo con el FMI.
Fue uno de los organizadores la primera vez que llevaron a Adolfo Pérez Esquivel y a las Madres de Plaza de Mayo a la facultad, señala un ex compañero de ese período entre 1982 y 1983, antes de la vuelta de la democracia, después de la guerra de Malvinas. “Empezaron a surgir los centros de estudiantes y con el Muece logramos ganarle a los radicales de la Franja Morada”, recordó el ex compañero de Sica.
Era la época de pelo largo, barba. “La Franja nos corría diciendo que reivindicábamos al Che”, marcan. Por esa misma época, el ex BCRA Federico Sturzenegger también asistía a la Facultad de Ciencias Económicas. “No militaba. Como mucho se acercó alguna vez a un escrutinio para fiscalizar”, dijo otro de los contemporáneos.
En lo político, a Sica lo definen como de familia peronista. “Bueno, después se fue acercando al macrismo”, agregan. En su carrera profesional, creció al calor de los cuadros que formó Antonio Cafiero y la renovación peronista.
Llegó a la actividad pública en la provincia de Buenos Aires de la mano de Jorge Remes Lenicov. “Fue un gran formador de cuadros”, le reconocen. Su incursión anterior en el Estado nacional fue en la Secretaría de Industria, bajo el gobierno de Eduardo Duhalde.
Después se centró en el negocio privado, con la fundación del CEB, el Centro de Estudios Bonaerense que más tarde se transformaría en Abeceb, hoy devenida en una de las consultoras económicas más reconocidas, con foco en industria y comercio exterior, base en Puerto Madero pero con negocios también en Brasil.
“Merece este reconocimiento porque puso toda su libido en esto”, dicen los viejos amigos sobre su llegada al Ministerio de Producción.