El conflictivo cierre de la autopartista Paraná Metal está lejos de resolverse. Pese al compromiso asumido por los empresarios y los trabajadores, con el Ministerio de Trabajo oficiando de mediador, los principales inversores dilatan el acuerdo asumido para la reapertura de la planta.
Así se manifestó Fabián de Souza, vicepresidente del grupo que comanda el empresario K, Cristóbal López, hace una semana en una conferencia que reprodujo el diario La Capital, de Rosario: "Los inversores no estamos dispuestos a hundir 20, 30 o 40 millones de pesos para que cuatro gatos locos o cuatro iluminados sociales decidan que esto no puede seguir. Si esa es la voluntad, nosotros dejamos. Ahora, si los trabajadores y el sindicato expresan que se acabó la joda, seguimos. Si hay divergencias, nos 'cagamos' a trompadas, pero sin frenar la producción; si no, no nos subimos a este tren".
Desde el lado de los trabajadores, el secretario adjunto de UOM Villa Constitución, Juan Actis, le dijo a Perfil.com que "no salimos a contestar nada porque nos parece una provocación y estas declaraciones nos sorprendieron". Según el sindicalista, esta semana se reanudarán las negociaciones para que el grupo acate el acuerdo firmado .
De Souza definió ese areglo como “precario” porque “para hacerlo efectivo se necesitan tres condiciones: el recupero de los clientes, el acompañamiento de los accionistas y la aceptación de la jueza del concurso, porque si no puede decretar la quiebra en cualquier momento y todo lo que se hizo sería en vano". Al mismo tiempo, aclaró: "Se termina o nos vamos".
El conflicto de Paraná Metal ya tiene dos años de antigüedad.