“Estamos en la Argentina desde hace treinta años, hemos pasado muchas historias y hemos visto muchas crisis, y siempre salimos fortalecidos y así somos líderes del mercado hace siete años, y buscamos acompañar a consumidores en distintos segmentos y llegar primero con la innovación, porque el argentino es bastante techie”. Así responde Bruno Drobeta, director senior de Mobile de la filial local del gigante coreano Samsung Electronics, cuando se le pregunta cómo en este contexto de inestabilidad la marca acaba de sacar dos nuevos productos al mercado.
La Argentina, de hecho, es además uno de los pocos países donde para vender sus productos tienen que ensamblarlos en plantas locales, en Tierra del Fuego, y es también de los pocos mercados con tanta influencia de la inflación y las fluctuaciones del dólar.
—¿Cómo pega la crisis en el mercado de celulares?
—Hay un achicamiento, pero cuando la categoría celular la medís contra otros bienes durables, celulares es la menos afectada. El mercado de celulares es bastante particular. Siempre tenés una innovación para contar. En 2012 o 2013 pasamos a los smartphones. Luego lo recambiaste a las redes 3G para pedirle más. Después te fuiste a 4G y el consumidor está dispuesto a pagar más. En el caso del celular, el consumidor está dispuesto a pagar más de lo que es la lógica para su pirámide de ingresos.
—¿Cómo los afecta el contexto de inflación y dólar para tu operación en el país?
—Hay que recordar que también acá tenemos la particularidad de la producción local. Son pocos los países con producción local, como hay en Brasil, y después hay producción global en Corea, Bangladesh, China o India. Cada vez que lanzamos un dispositivo, hay que armar la cadena de producción para eso. Un par mío pide lo que tiene de demanda y se enfoca en el canal de venta. Aun con esa complejidad, acá hemos ganado productividad y escala, y hoy ya no tenés tantos argentinos yendo a comprar un celular a Chile porque es más barato.
—¿Cómo ven 2020?
—La nuestra es una industria dolarizada. Una variable que miramos todo el tiempo es el dólar, y no podemos escaparle.
—¿Temen restricciones en un cambio de gobierno?
—No me imagino una Argentina en la cual un consumidor no pueda acceder a un teléfono.
—Se habla mucho del modelo de desarrollo coreano. ¿Cuál es la mirada desde una corporación de ese país?
—El modelo de Corea es un modelo a seguir. En 1955 tuvieron una guerra civil. Del 55 al 70 tuvieron extrema pobreza y hoy tiene uno de los PBI per cápita más altos del mundo. Por otro lado, casi no tiene recursos, son 45 millones de habitantes en un territorio como Tucumán y geográficamente es poco favorable: el 50% del país es montañoso, difícil para logística, y así y todo tiene las mejores redes de comunicación del mundo. Ahora arrancaron con un plan de largo plazo que define en qué se querían desarrollar. Buscaron abastecer localmente el mercado local y se dieron cuenta de que tenían que exportar. Hicieron un plan de largo plazo público y privado. Parte de ese éxito se debe a la cultura oriental, donde posiblemente, si hay un plan a largo plazo, se pueden llegar a ceder cosas en el corto plazo; incluye sacrificios y esfuerzos.