La letra chica de las nuevas metas que el Gobierno negocia con el FMI tiene tres ejes inclaudicables: bajar la inflación, reducir la emisión monetaria y achicar el gasto público en un año electoral.
De estas tres cuestiones troncales, hasta el momento el equipo económico que comanda Sergio Massa solo puede mostrar señales concretas en el sendero de reducir los subsidios, en especial los energéticos. Pero justo ahora, “saltó la térmica en el tablero de luz” de la mano de las insólitas altas temperaturas y un sistema que está literalmente “atado con alambre” desde hace varias décadas y gobiernos. Tal vez, eso explica la celeridad de Massa en abrir una investigación sobre los cortes (ver páginas 16 y 17).
En lo que respecta a las metas, sin dudas haber ablandado la lupa sobre la flacas reservas del Banco Central es un alivio de campaña en un año clave, tal como reflejó PERFIL el fin de semana pasado; pero eso no implicará que el organismo internacional mire para el otro lado en todos los capítulos y objetivos.
En lo que se refiere al BCRA, febrero fue el peor mes por la pérdida de divisas pero también se compraron más de 50 millones de dólares y desde esa perspectiva es importante ver comprar al BCRA en el mercado de cambios, más allá del nivel general de reservas; se defienden en la entidad que preside Miguel Pesce.
En el primer análisis del año, la mirada estuvo puesta en cuánto vendió: 190 millones en enero totalizando 1.080 millones en el arranque del año. Es mucho o poco, según se lo mire.
En febrero, hubo por ejemplo una compra puntual de la provincia de Buenos Aires casi 200 millones de dólares para pagar bonos de su deuda en dólares y euros. Y pagos de importación de energía por anticipado por unos 300 millones, que estaban previstos para el segundo trimestre.
Solo entre la deuda bonaerense y el anticipo de importación de energía, se explica más de la mitad de las ventas del mes, calculan en la entidad.
Y estas ventas se dan en un bimestre donde golpeó la sequía; se perdió el trigo y el maíz, que suele engrosar las arcas del BCRA desde diciembre y que le permiten atravesar el verano hasta el ingreso de la cosecha gruesa (marzo/junio).
Si bien ver perder reservas es una señal de debilidad, en esta oportunidad el mercado no sobrereaccionó. en parte por la posibilidad de activar un crédito de cinco mil millones de dólares de libre disponibilidad acordado dentro del swap de monedas con China. En el Central admiten que ya lo activaron y que permitió acumular reservas y hacer previsible que el primer bimestre fuera más de ventas que de compras. Pero el año recién comienza (y la campaña, también).