La fuerte depreciación de 2,4% del real brasileño del pasado viernes –que colocó al dólar en el vecino país a 2,396 reales y que hizo apurar la devaluación del peso argentino– dejó un clima de optimismo entre los industriales del otro lado de la frontera y encendió una alarma en las fábricas locales.
Fue justo tras el cierre de la rueda cambiaria que se conoció que el Indice de Confianza Empresaria en Brasil aumentó reflejando las mejores perspectivas de los directivos de las compañías.
Al respecto, el presidente de la Confederación Nacional de la Industria de Brasil, Robson Braga de Andrade, declaró ante la prensa en San Pablo: “La depreciación da más competitividad a la industria nacional y nos coloca en un escenario de costos más favorable”.
En cuanto al efecto que estos cambios tendrán en la industria local, Andrés Méndez de AMF Economía apuntó: “El acompañamiento por medio de la devaluación que el peso argentino mostró en las últimas ruedas pone límites a los efectos negativos que el comportamiento del real podría tener en la industria local, y lo cierto es que, además del tipo de cambio de nuestros vecinos, debemos estar atentos al nivel de actividad”.
Sobre ese punto, un análisis de coyuntura económica nacional e internacional de la Universidad de Moreno destaca que, si bien Sudamérica crece menos, Brasil y Argentina muestran signos de recuperación en 2013 y atribuye la reanimación de producción industrial de la nación limítrofe a las desgravaciones impositivas y las mejores perspectivas de demanda local.
Guido Mantega, ministro de Hacienda de Dilma Rousseff, mantiene su obsesión para reducir la inflación que alcanzó 6,6% en marzo. Para contener la suba de los precios, el funcionario elevó la tasa de referencia Selic al 8,5%, pese a que el superávit primario desmejoró en el primer semestre del año.