Herve Joyaux Fabre, presidente de Bodegas Fabre, tiene desde hace veinte años su emprendimiento en la Argentina, y mientras fluyen quejas del sector por problemas de competitividad, sigue pensando que la industria del vino en Argentina es viable, La clave de su negocio se sostiene en dos conceptos clave: el primero es la relación equilibrada entre calidad y precio (en ese orden). El segundo es el malbec.
—¿Cuánto hay de calidad y cuánto de marketing en el precio del vino?
—La calidad nace en la uva. Si no tenés buena uva, debés compensarlo con marketing. Lo ideal es que ambos se sumen. Nosotros apuntamos a la mejor relación calidad/precio. Prefiero hablar primero de calidad, antes que de precio, porque nuestro negocio está precisamente allí. No apuntamos al volumen.
—¿La marca argentina sigue siendo malbec?
—Malbec sigue siendo clave. Pero después de la gran devaluación de 2002, la Argentina creció de una manera importante en lo referido al mercado externo. Y allí calidad/precio se tornó esencial. El tener un dólar favorable durante tantos años nos ayudó a crecer. Ahora tenernos que buscar nuevas estrategias para perdurar.
—Con un dólar más barato, ¿pasa a ser más importante el mercado interno?
—Se hace más rentable. Para nosotros, la venta en el exterior sigue siendo lo sustentable del negocio. Si bien el cambio no nos favorece hoy en día, pensamos que a largo plazo seguirá siendo la clave de nuestra empresa. Cuesta muchos años hacer marca afuera.
—Se dice que invertir en el vino tiene más que ver con un proyecto de vida...
—Es así. En Europa se suele decir que los bodegueros “viven pobres pero mueren ricos”. El capital que tiene es importante, pero no siempre rinde en cuanto a rentabilidad.
