A fines de enero, el presidente Alberto Fernández anunció un principio de entendimiento con el staff técnico del FMI. Ello aleja, por el momento, la posibilidad de un default, desenlace al que se apostaba desde ambos extremos del arco político.
La Argentina recibiría un total de 44.500 millones de dólares, es decir el equivalente de la deuda actual con el organismo, con vencimientos que comenzarán cuatro años después del primer desembolso y terminarán diez años más tarde.
Además, en 2022, recibirá 5.000 millones de dólares -en concepto de devolución de lo abonado en 2021-, que estarán destinados al fortalecimiento de las reservas internacionales.
En síntesis, el gobierno argentino logró refinanciar a diez años el total de la deuda actual con el organismo. El FMI desembolsará gradualmente los 44.500 millones de dólares a lo largo de dos años y medio, en cuotas trimestrales y condicionadas al cumplimiento de un programa económico fijado para dicho período.
El principal compromiso que asume el gobierno argentino consiste en una paulatina reducción del déficit fiscal que, estimado en 3% del PBI en 2021, debería reducirse al 2,5% en 2022, al 1,9% en 2023 y al 0,9% en 2024.
Cabe recordar que en el proyecto de presupuesto elevado por el Poder Ejecutivo al Congreso de la Nación se preveía un déficit de 3,3% para el corriente año, es decir 0,8% por encima del comprometido ahora con el FMI. Correlativamente, se prevé que el financiamiento monetario del déficit pasará del 3,5% del PBI en 2021 al 1% en 2022, al 0,6 en 2023 y al 0% en 2024.
Aumento de tarifas e inflación
La reducción del déficit se lograría mediante un aumento de tarifas, que permitiría reducir el monto de los subsidios a la energía; así como de la inflación, que este año podría llegar al 61% y que, al igual que en temporadas anteriores, licuaría el valor real del gasto público, y de una mejora en la recaudación tributaria.
Al reducir la probabilidad de default con el FMI, el acuerdo podría disminuir la extrema incertidumbre que ha imperado en los mercados en los últimos meses, cuando muchos apostaban a aquel desenlace. Sin embargo, la turbulencia política que sucedió al anuncio del acuerdo conspira contra este resultado, manteniendo abiertos los interrogantes sobre el futuro económico y político.
A medida que transcurra el tiempo se verá cuál es el efecto real del acuerdo sobre las variables económicas. Hay que recordar que el país tiene una larga historia de acuerdos firmados con el FMI a partir de 1959 y una casi tan larga de incumplimientos.
Víctor Beker es Director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano
LM