Algunos dicen que es un santuario peronista. Otros lo ven como lo más parecido a una sala de interrogatorios. Y hay quienes dicen que allí trabaja el “mismísimo demonio”. El secretario de Comercio lo ve como su hogar, el espacio donde pasa la mayor parte de su tiempo durante el día. En exclusiva, LIBRE muestra por primera vez cómo es el despacho del funcionario más polémico de la administración K.