La balanza comercial estuvo afectada este año por la apertura comercial impulsada por el Gobierno, que generó un boom de importaciones. Entre enero y noviembre, el intercambio con el exterior arrojó un superávit de US$ 9.343 millones. Sólo alcanzó el 55% del que se consiguió en igual período del año anterior, cuando totalizó US$ 17.246 millones.
El menor saldo positivo se debió en gran medida a Vaca Muerta. La balanza energética arrojó un superávit de US$ 6.911 millones entre enero y noviembre. Es decir, representó el 73% del excedente de todo el intercambio comercial del país.
El año terminaría en total con US$ 11.400 millones a favor, de acuerdo a estimaciones de Abeceb. “El saldo comercial tiene espacio para ser más holgado hacia fin de año, en un escenario donde los efectos de medidas extraordinarias se difuminan y las exportaciones crecen por encima de las importaciones”, señaló el informe de la consultora que dirige Dante Sica.
De concretarse, el guarismo implicaría US$ 7.528 millones menos que el registrado el año pasado por US$ 18.928 millones, lo que evidencia el impacto del boom de importaciones que se observaron durante 2025. Las compras al exterior totalizaron US$ 70.235 millones hasta noviembre, un incremento del 26,7% respecto a los US$ 55.408 millones del mismo período del año pasado.
Por su lado, las exportaciones acumularon en los once meses del año US$ 79.592 millones. Aumentaron sólo 9,5% frente a 2024, cuando representaron US$ 72.654 millones.
Al interior de las importaciones, el rubro de bienes de consumo alcanzó un récord histórico de US$ 8.376 millones en los primeros nueves meses y superó por 25,3% al pico anterior registrado durante el macrismo en 2018, según cálculos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Eso llevó a un incremento de nuevos jugadores en el sector: hay 9.325 nuevas empresas importadoras de bienes terminados respecto a 2023, un salto del 70% en la cantidad de operadores en la Aduana.
Los casos más gráficos son el de electrodomésticos, donde las importaciones se dispararon un 217,7% frente a una caída de la producción local del 25,7%, y el sector textil, que vio crecer el ingreso de ropa extranjera un 61,8% mientras la fabricación nacional se contrajo un 18,9%.