Si pudieran hacer doble click y caer en diciembre de 2015, todos los empresarios cantarían La Felicidad, de Palito Ortega, como lo hizo el titular de Fiat, Cristiano Rattazzi, en el Coloquio de IDEA la semana pasada. El clima positivo porque “vendrá otro” tras próximas elecciones presidenciales sólo se enrarece cuando piensan en cómo será la transición. No ven crisis ni medidas dramáticas, pero tienen dudas de cuán fuerte estará Cristina Kirchner tras su recuperación y la previsible derrota en los comicios legislativos del domingo que viene. Se aprestan para un bienio de crecimiento muy moderado o estancado, y menos rentabilidad.
“Lo que vemos en las empresas últimamente es una mirada más positiva, básicamente porque ven la posibilidad de un recambio político”, describió Javier Casas Rúa, CEO de la auditora PWC, que hace mediciones entre hombres de negocios. “Soy optimista en el largo plazo”, asintió el economista Luis Secco, pero “hoy la variable política se impuso por encima de las preocupaciones económicas; el shock de la salud de Cristina cayó en un mal momento y todavía no pasó: ¿quién va a dirimir las internas de política económica?”, se preguntó. En el Gobierno hay una urgencia clara, la falta de dólares, pero al menos dos tipos de recetas para enfrentarla, con diferentes consecuencias. La del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que plantea más restricciones sobre importaciones y turismo, y más presiones para que las empresas vuelquen dólares al bono Baade. O la del ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y asesores del vicepresidente Amado Boudou, que buscan emprolijar el perfil financiero y conseguir crédito externo. “Hay mucha incertidumbre sobre el día después de las elecciones, quién sigue y quién se va, cómo estará CFK para resolverlo”, planteó un importante dirigente fabril, que pidió no ser citado.
El viernes, el dólar paralelo volvió a ubicarse cerca de los $ 10, en buena medida por la demanda turística, pero puso de nuevo una alarma sobre la política cambiaria y las reservas, que quedaron en torno de los US$ 34.200 millones. “Venga quién venga, algo tendrán que hacer con el tema financiero”, apuntó Ricardo Moreno, presidente del Banco Francés. “El paso de pagar sentencias del Ciadi fue importante”, agregó Gabriel Martino, CEO del HSBC. Los banqueros celebran los últimos gestos de la Casa Rosada como la puerta de entrada al financiamiento público y privado.
Al mismo tiempo, el 77% de las empresas espera tiempos de igual o menos rentabilidad, según una encuesta de D´alessio IROL. “Las pymes industriales están hasta acá”, graficó un hombre de una importante siderúrgica.
“Estaremos mirando los costos, el tipo de cambio y la competitividad”, dijo José Urtubey, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina.
El latiguillo en IDEA fue “la presión impositiva” para explicar que se vienen dos años de “una supervivencia de la rentabilidad”. Para el profesor del IAE, Juan José Llach, el peso de los impuestos sobre la economía supera el 45%, cuando se añade “el impuesto inflacionario” y se suman las provincias. Otros cálculos ubican el dato en el 35%. Como sea, el 50% de los empresarios marcó “los impuestos” como lo que más afectará su actividad en el mediano plazo.
En este contexto, ningún sector imagina grandes saltos en la producción para 2014 y 2015. “Vemos un panorama estable, con un crecimiento moderado”, dijo Miguel Blanco, presidente de IDEA. El campo traccionará pero el número de camiones nuevos no superará los 34 mil de este año, de acuerdo con Natale Rigano, de Iveco. “Transportaremos 10% más de kilos el año que viene”, prevé Oscar Andreani, de la firma de logística homónima. Se patentarán unos 900 mil autos, cifra algo menos a lo de este año (950 mil). “No soy ni tan optimista ni tan pesimista”, evaluó Isela Costantini, CEO de General Motors, para quien “qué pase con las reservas será crucial para saber cómo estará el control de importaciones”, aunque su mayor preocupación es Brasil, destino del grueso de las exportaciones sobre ruedas.
“El año que viene hay elecciones en Brasil, y hay que ver si Dilma impulsa la demanda, aunque al mismo tiempo, intentará evitar el alza de la inflación”, diagnosticó Costantini. Gustavo Cañonero, del Deutsche Bank, trazó un panorama sombrío para la mayor economía de Sudamérica. Según sus números, crecerá 2,1% el año que viene, 1,8% en 2015 y 2,6% en 2016.
“El consumo va a mantener los niveles actuales”, anticipó en tanto Jorge Stuart Milne, accionista del Banco Patagonia. En el sector del retail advierten que los estratos con ingresos de más de $ 15 mil mensuales “acumulan tres o cuatro sueldos de deuda con la tarjeta, y eso se puede sentir en la demanda”, apuntaron.
El Coloquio de IDEA terminó con una exposición del cineasta Juan José Campanella sobre cómo se las arregló para financiar y llevar adelante la película Metegol. Más de un empresario reconoció que deberán copiarle parte de esa creatividad.
“Hay que hacer sintonía fina impositiva”
Los empresarios consideran que el mayor problema que afecta la competitividad hoy es el elevado nivel de impuestos, según el sondeo de la firma D´alessio IROL. El ex titular de la AFIP, Alberto Abad, aseguró, en diálogo con PERFIL, que si bien hay que ser cuidadoso con las quejas por el nivel de presión impositiva, “hay que hacer sintonía fina” con los tributos que pagan empresas e individuos, a la vez que cuestionó los blanqueos de capitales.
—Usted era crítico con los empresarios que se quejaban por pagar impuestos. ¿Cuál es su mirada sobre el 40% de carga fiscal que afecta a la competitividad?
—La presión tributaria es alta. Pero es importante saber que un Estado o se financia con deuda, o con emisión o con impuestos genuinos. Ahora bien, hay que empezar a hacer sintonía fina para ver cuánto afecta la presión tributaria a la competitividad y también a los ingresos de las personas.
—¿Cómo impacta un blanqueo como el vigente en la actualidad?
—En el mediano plazo, bajan la base recaudatoria. Los blanqueos generan un manejo oportunista del evasor.
—¿Qué opina de la prórroga del blanqueo?
—Ningún país hace dos blanqueos en cuatro años, ni moratorias que eximan de toda responsabilidad.