Por cuarto ciclo lectivo consecutivo, en la escuela primaria 42 de Florencio Varela todos los alumnos empezaron las clases en aulas "containers". La misma suerte corrieron otros 5 mil chicos del conurbano bonaerense que asisten a alguno de los 105 módulos que el gobierno de la provincia alquiló como “emergencia” ante el retraso de las obras de infraestructura en las escuelas.
Tras una licitación que se completó en julio del año pasado, la administración de María Eugenia Vidal pagó 34 millones de pesos por el alquiler de las 105 aulas containers por 12 meses. La mayoría son de la empresa Basani, líder en el mercado local de baños químicos.
En el Ministerio de Educación de la provincia admiten que todas están en uso y calculan que en cuatro meses, cuando se termine el contrato, habrá una nueva licitación para prorrogar el alquiler. La explosión de la escuela de Moreno que dejó dos muertos obligó al gobierno bonaerense a destinar recursos que no estaban presupuestados para revisar las instalaciones de gas, eléctricas y de sanitarios con el objetivo de evitar que ocurra otra tragedia. Esa erogación imprevista habría contribuido con el atraso de las obras.
"Las aulas modulares son un instrumento circunstancial", explicaron a PERFIL desde la Dirección General de Cultura y Educación provincial que lidera Gabriel Sánchez Zinny. “Nos permiten que los chicos puedan permanecer en la misma escuela cuando estamos haciendo una obra a gran escala. Por eso se ubican en espacios linderos o en los patios. Después, cuando los trabajos se terminan, se las traslada. No quedan de por vida”, agregaron.
Pero en el conurbano hay varios ejemplos de aulas provisorias que se volvieron permanentes, como en Florencio Varela, donde hay chicos que ya hicieron más de la mitad de la primaria en aulas container. Según explica la docente Fabiana Guerrero, referente de SUTEBA en ese distrito de la zona sur, durante la gestión de Daniel Scioli empezaron a construir un edificio nuevo para la escuela 42 y de forma provisoria los chicos pasaron a tener clases en una iglesia y en una sociedad de fomento. Con la llegada de Cambiemos, optaron por el alquiler de módulos, que se mantiene aún cuando solo queda un 10 % de la obra para concluir el nuevo edificio.
Todas las aulas modulares tienen aire acondicionado frío-calor, pero los docentes señalan que ante los cortes de luz o la baja tensión -frecuentes en el cornubano- las condiciones de las clases se vuelven adversas.
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Los containers habían generado polémica cuando los implementó la gestión de Mauricio Macri como jefe de Gobierno porteño. En provincia debutaron el año pasado. El trasfondo de la discusión tiene que ver con el presupuesto educativo, que según la forma en la que se lo analice puede llegar a hablar de un ajuste severo.
En 2019 el presupuesto para la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense es de 222 mil millones de pesos, lo que marca un aumento similar al de la inflación con respecto a 2018 y a 2017. Pero según un estudio del especialista en economía de la educación Agustín Claus, la clave está en que en 2015 la provincia invertía en educación el 4,5 % de los recursos de su economía, y para 2019 está apenas por encima del 3 %. En términos del presupuesto, pasó del 36 % en 2015 al 26 % en 2017.
Otro indicador preocupante tiene que ver con los salarios docentes. Según el mismo estudio, en 2017 las partidas destinadas a los sueldos de los maestros y auxiliares representaron el 98,2 % del total de los fondos del área de Educación. Aunque en las últimas dos décadas la fracción siempre se mantuvo por encima del 90 %, ese año marcó el récord histórico. Con otro agravante: desde 2015 a 2018 el salario docente se contrajo un 14 %.
Las escuelas bonaerenses se financia por otros dos canales. Los municipios reciben el 16 % los fondos que envía Nación a la provincia para educación, y en el conurbano están obligados a destinar el 75 % a infraestructura. También están los consejos escolares, que tienen cargos electivos, y reciben fondos solo para hacer refacciones.
