Gane quien gane, el escenario que se abre para la economía argentina desde el 10 de diciembre plantea dos desafíos clave: estabilizar la economía que está en un delicado proceso de espiralización, con el dólar subiendo, la inflación acelerándose y las reservas en picada; y conseguir que la recesión troque en crecimiento, luego de siete trimestres de retracción, con un agravante que es que no aparecen motores rápidos de reactivación.
Cada vez más economistas señalan que la nueva etapa que se abre desde 2020 encuentra un matiz diferente respecto de otros períodos críticos de la historia: hay pocas chances de un rebote fuerte luego de la actual crisis. “El estancamiento económico lleva ya una década y profundizándose. En los últimos dos años, la caída se agudizó y acumula una pérdida de 5,8%. Lejos de esperarse signos de recuperación, las proyecciones son a la baja. El FMI espera una caída del 1,3% en 2020 y desde LCG proyectamos una caída del 3,8%”, resume el último reporte de la firma LCG.
Con ese diagnóstico, en tanto, suenan las voces de ambos candidatos con promesas de que van a “encender la economía” (Alberto Fernández) o de que “llega la etapa del alivio y el crecimiento”) (Mauricio Macri). Sin embargo, esa idea es la que encuentra rápidamente una objeción. ¿Cómo sería una etapa de crecimiento? ¿Basado en qué motores? Ninguno asoma sencillo:
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* Consumo. Tras dos años de caída del poder adquisitivo, la lógica sería que hubiera recuperación de salarios y jubilaciones que motoricen el consumo. Pero ahí asoma la duda del cómo. Con una inflacion del 60% y empresas que casi no pudieron pagar un bono de 5 mil pesos, ¿podrían aumentar fuerte los ingresos y poco los precios para conseguir un shock de consumo? “Difícil”, reconocen en el equipo económico de Alberto Fernández. “El ajuste ya está hecho”, se entusiasma otro. Como sea, no aparece un escenario tipo 2003 de bolsillos volando.
* Obra pública. Con el acuerdo del Fondo Monetario Internacional en marcha, y un ajuste que hasta ahora ha recaído sobre los gastos de capital, es decir la obra pública, solo se están terminando las que estaban empezadas y cualquier nuevo proyecto entró en stand by. “Esperemos que nos den 0,8% del PBI para poder volcar a obras y reactivar”, se entusiasman en el equipo de Alberto F. No será fácil.
* Inversión. Con la reacción que está teniendo el mercado financiero hacia el Frente de Todos, el capital extranjero tardará en llegar. El foco estará en la inversión de los argentinos, en especial de los dólares que han salido del sistema. Solo desde el 9 de agosto se fueron US$ 15 mil millones de los bancos. Conseguir que vayan a producir, una clave.
