A la espera de una resolución favorable de la negociación con los holdouts, los inversores parecen haberle dado un voto de confianza a YPF en Wall Street. La acción de la petrolera cerró ayer a US$ 37,97, su cotización más alta desde la expropiación de las acciones de Repsol a manos del Estado, en mayo de 2012.
La tendencia alcista no se explica por la proximidad de algún anuncio favorable en el cortísimo plazo, sino que está en línea con el rendimiento bursátil de otros activos argentinos en Nueva York. “Más allá del riesgo de default, los inversores no avizoran un estrangulamiento financiero para YPF en la segunda mitad del año. La caja de la empresa supera los US$ 2 mil millones”, indicaron allegados a la petrolera presidida por Miguel Galuccio.
A principios de 2011, la acción de YPF en Wall Street alcanzó un pico de US$ 51,50. A fines de 2012, cuando las versiones de reestatización ganaron en intensidad y el papel de la mayor empresa del país rondaba los 40 dólares, inició una pendiente negativa que marcó su mínimo histórico en US$ 9,57 en noviembre de 2012. Es decir, la cuarta parte de lo que valía un año antes.
Sin embargo, desde entonces comenzó a recuperarse y hoy está orillando los 40 dólares. La inversión de YPF rondará este año los US$ 6 mil millones, el doble que en 2011. La petrolera logró frenar la declinación de la producción de petróleo y gas y está avanzando en la explotación de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, aunque aún deberá recorrer un largo camino para encontrar los procesos y la tecnología para extraer de forma rentable esos recursos.
Ayer, en un comunicado, el CEO de la compañía, Miguel Galuccio, destacó que la Argentina está en un momento clave para atraer inversiones desde el exterior, para lo cual necesita hacer reformas como la modificación de la Ley de Hidrocarburos que impulsa la Casa Rosada y que genera cortocircuitos con los gobernadores.