Los cortes de luz por “ola de frío” no son un capricho de la naturaleza. Los motivos, de estratégicos a coyunturales, pueden enumerarse de la siguiente manera:
u En la última década, estalló la venta de aires acondicionados y otros electrodomésticos que tienen un fuerte impacto en el sistema eléctrico. Sólo en los últimos cinco años se vendieron más de cinco millones de equipos de aire acondicionados. Y la venta sigue pujante. Según la organización Fundelec, cada split consume el equivalente a 15 heladeras. La demanda de aparatos que se enchufan trepó 80% desde la crisis de 2002. Y a pesar de la recesión, la demanda ha vuelto a sostenerse por cuestiones macro: ya sea porque hay quienes compran bienes durables para esquivar la inflación, como por las promociones que el propio Gobierno impulsa a través de planes como el Ahora 12. Es que para la Casa Rosada la energía no falta, sino que los problemas son de distribución.
u Las distribuidoras eléctricas, sin embargo, aducen problemas de tarifas, que valen lo que una comida en un restaurant, o menos. El año pasado, el Gobierno quitó subsidios al gas. La cuenta: los usuarios residenciales tuvieron aumentos de hasta 600% en sus boletas de Metrogas o similar. Sobre el escritorio de una firma eléctrica está el siguiente cálculo: una familia tipo si usara cuatro estufas, pagaría una factura de $ 1.500 por mes. Pero en cambio, si tiene tres o cuatro equipos de aire acondicionado a full, paga entre $ 500 y $ 600, unas tres veces menos.
u De este modo, la calefacción a base de dispositivos eléctricos se masificó. Históricamente, cuentan en el sector eléctrico, era habitual que hubiera cortes en invierno en zonas sin conexión de gas, porque se apelaba a estufas eléctricas precarias que recalentaban los cables. Pero hoy esas alarmas suenan en todo el territorio.
En Edenor, por otro lado, siempre que pueden recuerdan que desde 2004 a la fecha se construyeron unos 7 mil edificios 100% eléctricos, es decir sin conexión de gas, poniendo al límite la capacidad de la red de distribución, también castigada porque muchas de esas torres se concentran en zonas que vieron un boom inmobiliario floreciente, como Caballito o Villa Urquiza o Colegiales, en Capital Federal
En la distribución eléctrica porteña, además, hubo un “relax” del megaplan de emergencia que se desplegó para que en el verano no hubiera “otro 2013”. PERFIL había relevado que sólo Edesur había ubicado en toda la Ciudad más de 150 “megausinas móviles” o “generadores containers” para descomprimir la demanda en áreas que dos años atrás habían motivado protestas de los vecinos. Este diario confirmó que “el grueso de esas usinas fue retirado”. Una explicación extraoficial es que el ministro de Economía, Axel Kicillof, está revisando los contratos detrás de ese programa de equipos móviles hasta ahora administrado por Enarsa, con gente del ministro de Planificación, Julio De Vido.
Un último motivo tiene que ver con la gestión de las maltrechas distribuidoras eléctricas. En el cóctel de despedida a Juan José Aranguren, el jueves pasado, cuando ya habían aflojado las bajas temperaturas, pero se mantenían los cortes, se hablaba de “problemas de gestión” en una empresa que, además de las políticas oficiales que la afectan, pertenece a una multinacional italiana que la gerencia a través de una firma española con base de operaciones en Santiago de Chile.