La primavera es sinónimo de explosión de colores en Escobar, especialmente en el predio de 17 hectáreas que la Sociedad Civil Fiesta de la Flor tiene en la localidad de Belén de Escobar, al norte del Gran Buenos Aires. Este año, los organizadores están exultantes porque celebran sus cincuenta ediciones, nada más y nada menos, con lo cual planean recibir más de 150 mil visitantes desde hoy hasta el 14 de octubre próximo.
“Estimamos que tendremos entre 300 y 400 productores florícolas exponiendo en la feria”, adelantó Tetsuya Hirose, presidente de la Fiesta Nacional de la Flor. “Esperamos a muchos expositores de flores de corte, que tal vez son productores más chicos, pero con mucha movilidad”, agregó.
La floricultura en el país atraviesa una especie de meseta. Puede decirse que por estas tierras todavía es una actividad altamente artesanal; de hecho, para Hirose, “es muy poco lo que se ha avanzado en mecanización”. La mayor parte del negocio es “a mano”, lo que la convierte en una actividad muy demandante de personal.
“Los cultivos necesitan ser revisados constantemente, no sólo por la presencia de plagas y malezas, sino porque hay que controlar el crecimiento, hay que hacer gajos, trasplantes, riegos.” Para tener una idea, un establecimiento pequeño, hoy, requiere el trabajo de entre cuatro y seis personas.
Lástima que a la floricultura le pasa algo parecido a lo que les sucede a muchas actividades intensivas, les faltan datos precisos. “Nosotros no tenemos estadísticas actualizadas de la cantidad de productores, sobre todo del tipo familiar, con uno o dos invernáculos”, dice Hirose; y justamente son los que más han crecido en los últimos años en el interior de las provincias como Salta y Tucumán.
En cuanto a las zonas de influencia, el Abasto, en el Gran La Plata, es donde se focaliza la mayor concentración de flores de corte. “Casi el 80% de las flores que se venden en el mercado concentrador de Buenos Aires y en el Mercoflor de La Plata proviene de esa zona”, dice Hirose; así como en Moreno se han especializado en la producción de plantines para jardines y Escobar se ha convertido en la mayor zona de producción de plantas de interior y de orquídeas del país.
Y como la producción, hace unos años también viene cambiando la composición social de quienes se han hecho cargo de los establecimientos: Hirose destaca la presencia de mayor cantidad de floricultores bolivianos en su zona. “En el partido de Escobar los vemos crecer en la actividad. Su cultura de trabajo y responsabilidad con la actividad hace que se fortalezcan cada vez más en la floricultura”.
“Ya no se regalan flores”
“En la Argentina se retrajo mucho la venta de flores de corte. La gente joven no regala flores como antes”, se lamenta Hirose. Pero si hay algo que lastima más al sector es la estacionalidad de la venta.
“La Argentina necesita un mercado más estable porque las ventas se focalizan en primavera, y es muy difícil mantener un cultivo con una sola venta fuerte al año”, destaca el floricultor. “En cuanto a la exportación, siempre que se ha encarado no ha sido exitosa. En Colombia y Ecuador, los que exportan son todas firmas multinacionales; mientras que en la Argentina son unipersonales; con lo cual no hay estructura ni conciencia para exportar”, señaló, al tiempo que sumó otro de los grandes problemas, el flete. “Estamos muy alejados de los mercados demandantes, como EE.UU. y Europa”, con lo cual se necesita más logística y competitividad en costos.