La desaceleración de la economía es un hecho. Después de cinco años consecutivos de crecer supuestamente a tasas chinas, la propia evolución de la actividad iba a tener un ritmo menor. Pero nadie había calculado los efectos que, más tarde o más temprano, provocaría la crisis financiera internacional que, negada al principio y admitida al fin, promete tener coletazos serios a nivel local.
Así, la desaceleración se prevé más profunda que al principio. Los indicadores básicos de la economía como crecimiento del PBI, inflación, nivel de empleo, tasas de interés y precio del dólar, entre otros, hablan de un 2009 que obligará a los argentinos a remar contra la corriente para no perder lo conseguido en los últimos años.
El comportamiento más llamativo de estos indicadores será, sin dudas, el del crecimiento. A esta altura, los economistas más optimistas opinan que se ubicará en torno al 2% , después de haber estimado, a mediados de este 2008, que esa variable se ubicaría alrededor del 5%. Sin embargo, algunos más pesimistas consideran que habrá crecimiento nulo (tal como se calcula a nivel oficial), o peor: una recesión de 2%.
Lea nota completa en la edición impresa de la revista Fortuna .