La falta de agua fue caótica para el sector agropecuario. Tanto es así, que el gobernador bonaerense, Felipe Solá, cuantificó en alrededor de 315 millones de pesos las pérdidas que registra el sector.
"El clima parece haberse ensañado con el campo bonaerense por tercer año consecutivo y a los daños que ha producido se agregan los pronósticos que prevén un mes de octubre con lluvias menores a las normales", afirmó Solá, fundamentando su opinión en un informe que envió al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Alberto Balestrini.
Éste había sido elaborado, antes de las lluvias registradas ayer y hoy, por el Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia a pedido de Balestrini para tratarlo en el Congreso nacional.
" Las lluvias llegarán tarde para los cultivos de trigo y para el pleno rebrote primaveral de las pasturas, además de complicar la siembra de maíz y girasol, y potenciando la ya crítica situación de varios partidos", agregó Solá.
Entre los distritos más damnificados por la sequía mencionó a Adolfo Alsina, Bahía Blanca, Coronel Dorrego, Coronel Pringles, Coronel Rosales, Guaminí, Puán, Patagones, Pigüé, Saavedra, Tornquist y Villarino.
Solá explicó que "los daños a la producción agropecuaria estimados por el gobierno a mi cargo ascienden a la fecha a los 315 millones de pesos".
Junto con el envío del informe, el gobernador le encomendó a Balestrini que gestione ante el gobierno nacional, "con la mayor celeridad posible, los mecanismos necesarios para que nuestra provincia reciba fondos para ser adjudicados a pequeños y medianos productores de las áreas afectadas, con la finalidad de contribuir a sortear tan difíciles circunstancias".
Sobre la ganadería, Solá afirmó que "esta actividad termina con tornar este oscuro escenario en una crisis inexorable: la sequía transcurre durante el período de más nacimientos, encontrando a las madres con escasez de forrajes y, por ende, con menor cantidad de leche, situación que se repite en los tambos".
"Las madres tienen la fertilidad reducida, con la perspectiva de menores pariciones para 2007, circunstancia que en los próximos años disminuirá las ofertas de ganado", explicó.
Ademas, mencionó que la ganadería de invernada "tiene menores rendimientos de peso y, en general, la situación perjudica su mejor estado de preparación para la venta en los mercados, en los cuales se incrementa la oferta, a fin de aliviar a los campos de una carga animal que no pueden sustentar, dadas sus magras pasturas".
"No sólo están dañadas las praderas implantadas, sino que en las áreas más comprometidas los animales están en pésimo estado y con grandes pérdidas de peso", especificó Solá.