El devenir del euro ante una eventual salida de Grecia es uno de los nuevos parámetros que los exportadores suman al combo de variables que explican la pérdida de competitividad argentina, como la inflación, la devaluación de las monedas de países vecinos y el “superdólar”, junto con los costos logísticos, la falta de infraestructura y la necesidad de establecer acuerdos internacionales para competir.
Mientras que el comercio con Grecia es escaso –Argentina le vendió a Grecia US$ 122 millones en 2014 y compró productos griegos por US$ 7 millones, según los datos del sector privado ateniense–, las exportaciones a Europa acumulan una baja del 25% en los primeros cinco meses de este año.
“La depreciación del euro y de las monedas globales es algo para tener en cuenta”, aseguró el director de la consultora DNI y ex director de la Fundación Exportar, Marcelo Elizondo, para quien además la prioridad de la política interna puede generar una demora en la negociación del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, por ejemplo.
“No está claro que Grecia vaya a salir del euro”, advierte por su parte el embajador de la Unión Europea en Buenos Aires, Alfonso Diez Torres, que reconoce que complicaría la situación del bloque si decidiera salir, aunque en el caso de la negociación entre el Mercosur y la UE por un acuerdo de preferencias comerciales, sostuvo que el caso Grecia “no va a paralizar la vida de la Unión Europea. La unión económica está más fuerte y puede hacer frente a la turbulencia y la inquietud de los mercados”.
En este contexto internacional pero también por las medidas locales, empresarios y analistas reunidos en la Semana del Comercio Exterior en la ciudad de Santa Fe, un evento organizado por la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe y la Cámara Argentina de Comercio, coincidieron en que llevará “al menos tres años” volver a crecer.
Así lo señaló Carlos Restaino, representante de la CAC, quien también estimó que “el comercio administrado llegó para quedarse”.
Según las previsiones de los operadores del sector, con un cambio de gobierno podrían eliminarse las declaraciones juradas anticipadas de importación, aunque volverían las licencias no automáticas y se podría recurrir más a las normas regulatorias avaladas por la Organización Mundial de Comercio.