A medida que se acerca el final de mes, el Gobierno sabe que define un partido de fondo. Con el dato de inflación de mayo estará prácticamente echada la suerte de la suba de precios 2022. Más que nada por las expectativas y las emociones que generará el acumulado de los primeros cinco meses del año, casi todo el semestre. El dato se desconoce aun, pero no asoma alentador. Lo que está por venir en materia de incrementos, tampoco.
Esta semana el Gobierno tuvo anuncios económicos para ofrecer, pero quedó atrapado en sus propios laberintos. Se anunció el mismo día la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias (para los trabajadores en relación de dependencia) y mejores condiciones cambiarias para las petroleras que inviertan en Vaca Muerta, pero también la suba de las tarifas de luz y gas.
Economía pudo haber capitalizado que el secretario de Energía firmó la suba del 17% promedio en energía eléctrica y de hasta 25% en el gas a partir del 1° de junio. Esos incrementos son para el AMBA, pero los cuadros tarifarios aún no están en las compañías de distribución eléctrica ni de gas porque deberían llegar entre mañana y el martes las resoluciones que instruyen a las mismas empresas a calcular el aumento para cada hogar residencial.
Por el momento, los esquemas anunciados no contemplan la segmentación que propiciaba el secretario de Energía, Darío Martínez, y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. El nuevo cuadro tarifario es del perfil impulsado por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Los cuadros tarifarios llegarían a partir de mañana para que las empresas emitan las nuevas boletas
Desde ya en el sector privado celebraron la instrumentación de la segunda suba del año (no será la última), pero dejaron bien en claro que de este incremento pagarán solo costo político porque serán la cara visible del ajuste pero no quedará en la arcas de las empresas ni un solo peso de esta suba porque lo que se encarece es el costo en sí de la energía, es decir no se distribuye entre los encargados de llevar el servicio a los hogares ese aumento sino que queda entre las compañías que generan el insumo, la luz o el gas.
También se beneficiará el Estado, obviamente, por la reducción de los subsidios. Y, en este sentido, el ministro Guzmán habrá cumplido un paso troncal para la próxima revisión del FMI, que en esa ocasión supervisará las cuentas del segundo trimestre, es decir entre abril, mayo y junio.
De algún modo, a Guzmán le pasará algo similar que a las compañías que llevan la luz y el gas a los hogares en AMBA: será la cara visible de los aumentos que regirán desde junio pero tendrán impacto fuerte en los bolsillos en dos meses, cuando se cumpla el ciclo completo de facturación y se vea con mayor claridad cuánto pagó una familia este año y cuánto lo hizo en el 2021.
Para el ministro en dos meses, habrá otra Argentina, más distendida en materia de precios y salarios, como lo dijo ayer en declaraciones radiales en las que una vez más insistió en que la economía crecerá y eso mejorará las condiciones del bolsillo.
Desde la coalición de gobierno, en cambio, al menos el ala más dura lo ve exactamente al revés, y por eso quieren que sea Guzmán el “hombre inflación” en lugar de todo un gobierno que pulverice no solo el poder adquisitivo sino las chances electorales del oficialismo en 2023.
Queda mucho para las elecciones pero muy poco tiempo para contener el desencanto nacional con una inflación desbocada de dos dígitos.
En el sector dicen que de este segundo aumento anual no les quedará ni un peso
Ayer, para coronar las acciones económicas, el Gobierno publicó el decreto que flexibiliza el cepo al dólar para las empresas productoras de petróleo y gas que inviertan en el país. Había dejado trascender un borrador de DNU entre las principales petroleras para que afilaran el lápiz y finalmente, ayer, afiló el lápiz el Presidente.
El DNU 277/2022 entrará en vigencia en treinta días y responde al anuncio que habían hecho días atrás el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre el régimen de Acceso a Divisas para Producción Incremental de Hidrocarburos. Fue el debut del ministro empoderado. La iniciativa apunta a fomentar las inversiones y el incremento de la producción del sector en la Argentina.
Mientras recrudece la crisis mundial energética, en la Casa Rosada consideraron que la industria hidrocarburífera debía tener una flexibilización de las restricciones cambiarias para motorizar las inversiones. “Dada la necesidad de generar más divisas y más inversión, vamos a crear un acceso diferencial de divisas para la producción incremental de hidrocarburos, que se cristalizará con un decreto presidencial. Apunta a reducir limitantes y cuellos de botella, había señalado Guzmán.
Reparto Nación-provincias
Uno de los motivos por el cual el ministro de Economía, Martín Guzmán, pretendía demorar el máximo tiempo posible la actualización del impuesto a las Ganancias es el impacto fiscal que tiene la medida sobre las cuentas públicas.
El jefe del Palacio de Hacienda cuenta moneda por moneda para cumplir con la meta de déficit fiscal comprometida con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero también los gobernadores provinciales miraban de reojo el formato de la decisión para saber cuánto dinero resignarían porque Ganancias es un impuesto coparticipable.
Si bien es muy difícil establecer el costo fiscal bruto de la medida sí se puede dimensionar el impacto, por ejemplo, cada $ 10.000 millones, hasta fin de año. Un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) precisó que sobre ese monto el Tesoro Nacional resigna $ 4.024 millones, mientras que las provincias y la Ciudad de Buenos Aires ceden $ 5.976. En caso que, por ejemplo, la reducción sea de $ 20.000 millones se duplican.