Este 31 de agosto vence el denominado “dólar soja” implementado por el Gobierno con el objetivo de generar una mayor venta de granos por parte de los productores, con el objetivo de incrementar las magras reservas del Banco Central.
A pocas horas de que termine la posibilidad de la operatoria, se estima que hubo alrededor de 50 operaciones que generaron unos US$ 4 millones, muy lejos de las aspiraciones del Gobierno cuando se presentó la medida, ya que se estima que en los campos todavía hay unos US$ 18 mil millones.
Desde el mismo Gobierno admiten la poca efectividad de la medida. El secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, señaló que "la herramienta no fue efectiva ni asertiva porque la liquidación fue muy poca" y se manifestó a favor de una reformulación para seducir a los productores.
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Según Dante Romano, profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, recién la semana pasada se pudo acceder a la herramienta, primero con ofrecida por el Banco Credicoop, al que se sumaron el Provincia y el HBSC.
Para Romano, el fracaso del “dólar soja” se debe a que “a los productores chico y mediano, que no están acostumbrados a estar en contacto con los bancos, les resultaba engorroso y también tenía que llevar toda la papelería le generaba incertidumbre para otros programas. Lo terminaban viendo poco atractivo por lo engorroso. También les significaba una desconfianza, para mí injustificada, de tener depósitos en dólares”.
Por su parte, David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), señaló que “no era un dólar soja, sino un instrumento complicado de lo que se podía hacer con los pesos de la soja vendida. Esto no le servía a los productores que necesitaban vender para invertir, sino a aquellos que iban a atesorar por lo que vendían, comprando dólares físicos a valor solidario”.
Tipo de cambio e incertidumbre
El economista agregó que la cuestión de fondo es que “hay un profundo atraso cambiario donde la inflación se ha comido el tipo de cambio oficial y una brecha que de junio a hoy casi se ha duplicado”.
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“Mientras esas dos cuestiones persistan, cualquier parche como éste no generará un cambio significativo en el ritmo de comercialización de soja ni resolverá el problema de fondo del desequilibrio cambiario. La comercialización de soja es un síntoma de ese problema, no su causa”, indicó Miazzo.
El consultor privado y economista Hernán Satorre opinó que la poca atención que despertó “dólar soja” se debe a que “no generaba una diferencia importante para justificar ese movimiento y no estaba clara la implementación, ya que al poner limitaciones y restricciones, eso generaba un alerta sobre su implicancia y no había un destino claro de qué hacer con los pesos”.
Por ello, “no había ningún incentivo real para adelantar las ventas y antes que resguardar los precios, prefirieron guardar su producto, que está dolarizado en el momento de incertidumbre. Esa incertidumbre está fomentada e impulsada por el Gobierno actual”.
LM