Por Mariela Solesio / Sebastián Muzi
El Gobierno congeló los precios y se aseguró, en caso de tener éxito, que no aumenten al menos por dos meses, con la intención de bajar la presión sobre los reclamos salariales. Pero la inflación acumulada en los últimos años hace que aún freezados, los valores de los bienes en la Argentina sean más caros que en Europa, de acuerdo con un relevamiento hecho por PERFIL en tiendas de Roma y París.
Una lata de gaseosa, una botella de agua mineral o una lata de tomate, todo sale más barato en las góndolas del Viejo Continente que en un local de Capital Federal o el Gran Buenos Aires. Si se hace la conversión a un euro de $ 6,70, el resultado puede alarmar a cualquier persona que haga las compras e intente llenar el changuito. Se paga $ 3,75 por una Coca Zero en un kiosco cerca de El Coliseo, mientras que en un local de plaza Once vale $ 5,50. Cuesta $ 7,10 un paquete de 400 gramos de pan lactal en un súper romano, pero vale hasta $ 15,15 en un Carrefour de Microcentro.
Según la opinión de diferentes economistas, la inflación, una distinta composición en la cadena de producción y distribución y un disímil impacto de los impuestos contribuyen a tamaña diferencia de precios, que demostrarían en lo cotidiano el problema de precios relativos y atraso cambiario de la economía argentina.