ECONOMIA
OPININ

Los que quedan fuera de la torta pingüina

La expansión económica será de alrededor de un 8,5 por ciento a fines de este año. La desocupación bajó a un 10,2 por ciento y la inflación puede llegar a cerrar el año en un dígito. Y aunque todavía hay 10,5 millones de pobres, el índice cayó con fuerza desde el 2002.

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La economía crece, los números no mienten. Sin embargo, y aunque con bombos y platillos el Gobierno anunció ayer que el superávit fiscal de todo 2006 podría llegar a los 24.000 millones de pesos a fines de este año, que las reservas del Banco Central desbordaron la taza de los 30.000 millones de dólares, e incluso prevé un crecimiento (¿subestimado?) de base de un 4 por ciento para el año que entra, algo permanece inmóvil, rígido, casi congelado. Se trata de la distribución de esa riqueza.

Ya es sabido que el sector más rico de la sociedad percibe 25,9 veces más de lo que gana la población más pobre. En 1995, plena época menemista, la diferencia era de 19,03 veces. Pero más allá de las grandes diferencias existentes entre ricos y pobres el discurso oficial omite, oculta y niega las emergencias sociales.

Los hechos hablan por sí solos: durante el lanzamiento del Programa Federal de Construcción de Viviendas, el Presidente prometió que se harían 120.000 casas antes de 2007 con una inversión estatal de 3.900 millones de pesos, según publicó la revista Noticias. Pero, en dos años, sólo se construyeron 17.853 casas cuando falta un mes y medio para que finalice el año.

Incluso, la misma nota de Noticias señala que en agosto de 2003, Kirchner lanzó el programa "Más Escuelas-Mejor Educación" y prometió que durante su mandato construiría 700 escuelas en todo el país. Antes de que finalizara 2004, incrementó la cifra a 896 establecimientos. Hasta la fecha, sólo se terminaron 198 escuelas de las tantas prometidas.

Pero más cercanos en el tiempo, y quizás más urgentes, son los problemas de los hospitales nacionales. Aunque no es público, el Hospital Francés sufrió una crisis por abandono y falta de insumos -sumado al apriete de las patotas oficiales a los trabajadores-. Algo similar afecta actualmente al Hospital de Clínicas, ocurrió en Hospital de niños Juan Garrahan y vive paralizando los 77 hospitales bonaerenses.

Pero mientras los Diputados se otorgan un aumento encubierto de $ 2.000 pesos -en forma de diez nuevos tramos- a su gran sueldo de 10.000 marcado por una baja productividad (no de todos, es claro, pero sí de la mayoría), el gobierno provincial de Felipe Solá le escatima un aumento de $ 250 pesos a los 240.000 maestros de la provincia de Buenos Aires que tienen un piso salarial de $ 840 pesos.

El kirchnerismo habla de cifras pero olvida a los hombres. Quizás al Gobierno sólo le alcanza con pagar sus deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París, canjeando sólo la deuda con pequeños y dispersos acreedores, para poner parches parciales al desordenado sistema tributario, como ocurrió con los petroleros, y para hacer caja pensando en las elecciones de 2007.