La economía crece, los números no mienten. Sin embargo, y aunque con bombos y platillos el Gobierno
anunció ayer que el superávit fiscal de todo 2006 podría llegar a los 24.000 millones de pesos
a fines de este año, que las reservas del Banco Central desbordaron la taza de los 30.000 millones
de dólares, e incluso prevé un crecimiento (¿subestimado?) de base de un 4 por ciento para el año
que entra, algo permanece inmóvil, rígido, casi congelado. Se trata de la distribución de esa
riqueza.
Ya es sabido que el sector más rico de la sociedad percibe 25,9 veces más de lo que gana la
población más pobre. En 1995, plena época menemista, la diferencia era de 19,03 veces. Pero más
allá de las grandes diferencias existentes entre ricos y pobres el discurso oficial omite, oculta y
niega las emergencias sociales.
Los hechos hablan por sí solos: durante el lanzamiento del Programa Federal de Construcción
de Viviendas, el Presidente prometió que se harían 120.000 casas antes de 2007 con una inversión
estatal de 3.900 millones de pesos, según publicó la revista
Noticias. Pero, en dos años, sólo se construyeron 17.853 casas cuando falta un mes y medio
para que finalice el año.
Incluso, la misma nota de
Noticias señala que en agosto de 2003, Kirchner lanzó el programa "Más Escuelas-Mejor
Educación" y prometió que durante su mandato construiría 700 escuelas en todo el país. Antes de que
finalizara 2004, incrementó la cifra a 896 establecimientos. Hasta la fecha, sólo se terminaron 198
escuelas de las tantas prometidas.
Pero más cercanos en el tiempo, y quizás más urgentes, son los problemas de los hospitales
nacionales. Aunque no es público, el Hospital Francés sufrió una crisis por abandono y falta de
insumos -sumado al apriete de las patotas oficiales a los trabajadores-. Algo similar afecta
actualmente al Hospital de Clínicas, ocurrió en Hospital de niños Juan Garrahan y vive paralizando
los 77 hospitales bonaerenses.
Pero mientras los Diputados se otorgan un aumento encubierto de $ 2.000 pesos -en forma de
diez nuevos tramos- a su gran sueldo de 10.000 marcado por una baja productividad (no de todos, es
claro, pero sí de la mayoría), el gobierno provincial de Felipe Solá le escatima un aumento de $
250 pesos a los 240.000 maestros de la provincia de Buenos Aires que tienen un piso salarial de $
840 pesos.
El kirchnerismo habla de cifras pero olvida a los hombres. Quizás al Gobierno sólo le alcanza
con pagar sus deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París, canjeando sólo
la deuda con pequeños y dispersos acreedores, para poner parches parciales al desordenado sistema
tributario, como ocurrió con los petroleros, y para hacer caja pensando en las elecciones de 2007.