El paro del 10 de abril tuvo algunas consecuencias impensadas por muchos en la Sociedad Rural Argentina (SRA).Desde el mismo día que Hugo Moyano y Luis Barrionuevo anunciaron la medida de fuerza en reclamo de mejoras salariales y la modificación del régimen de Ganancias, la gente del campo representada por las asociaciones rurales comenzó a debatir si se plegaría al reclamo sin movilización que proponían camioneros y gastronómicos. La foto que el presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere, hizo correr por todos los medios junto a Moyano en La Rural parecía ser el símbolo del pensamiento del productor agropecuario.
Los delegados zonales de la SRA fueron los primeros en percibir que “las bases” estaban con el ánimo parecido al que los llevó a las rutas en el verano de 2008. No eran pocos los que querían volver a vivir las sensaciones de esos días que para muchos asociados son inolvidables.
Los productores del distrito 11 de Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja y Catamarca hacían saber a sus pares de Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Salta, Entre Ríos, La Pampa y Buenos Aires que esta parada la sentían propia; en su mayoría estaban convencidos de que “el campo” debía acompañar a los peones rurales representados por el líder de la Uatre, Momo Venegas.
Mientras tanto en Buenos Aires, en la sede de la calle Florida, Etchevehere se reunía con la comisión directiva de la entidad. Llegaban los informes y las reuniones se extendían. Finalmente se tomó una decisión que desencadenaría una ola de disconformidad, insultos y ánimos separatistas, y al día de hoy no se sabe muy bien cuáles serán las consecuencias.
La SRA no acompañó el último paro general, el más importante de los últimos veinte años.
Según aseguran algunos asociados, las razones de Etchevehere y los directores para no adherir al paro esconden cuestiones especulativas que ligan al presidente de la entidad con el macrismo y con una posible candidatura para las próximas elecciones de 2015