El flamante titular de Agricultura, Carlos Cheppi, tendrá desde hoy bajo su órbita la búsqueda de soluciones para revertir la situación que soporta el abanico de producciones agropecuarias en el país, desde una secretaría que, bajo la conducción de Javier de Urquiza, había perdido el poder de decisión.
Más allá de los episodios por las retenciones móviles a la soja y el girasol, la crisis sectorial, con eje en la producción de carnes y granos, también se extiende a la lechería y las economías no tradicionales y extra-pampeanas en su conjunto, determinando el siguiente escenario:
- CARNES: caída del stock ganadero por cuarto año consecutivo, recortado por falta de políticas sectoriales y planes para reactivar la cría y engorde; exportaciones reducidas por decisiones oficiales, trabas aduaneras, fijación de precios máximos y exigencia a plantas frigoríficas para que mantengan 75 por ciento de "encaje" de cortes en cámaras, para cubrir la demanda interna.
A ese escenario se suma la permanencia de mercados externos cerrados tras la aparición de aftosa y gestiones demoradas para reabrir las plazas de Estados Unidos y Canadá, que autorizaron el ingreso de 20 mil toneladas de cortes vacunos por año, en cada caso, así como la fijación de un peso mínimo para la faena bovina, que profundizó la liquidación de vientres.
Otro tema a resolver será la futura distribución del cupo Hilton anual y el ámbito en que se resolverá esa asignación de las 28 mil toneladas de cortes cárnicos de alta calidad y valor (a 19.500 dólares por tonelada), así como agilizar gestiones ante la OIE para recuperar rango sanitario de país libre de aftosa sin vacunación y recuperar mercados, historicamente abastecidos por Argentina, que hoy cubren Uruguay y Brasil.
- GRANOS Y OLEAGINOSAS: caída en siembras de trigo y maíz por altos costos productivos, aumento en precios de insumos y vigencia de normas que demoran exportaciones, además de renovación en parque de transportes e infraestructura deficiente para traslado de cosechas, así como falta coordinación de logística entre terminales portuarias y sector productivo.
Las próximas zafras de ambos granos proyectan mermas de entre 20 y 25 por ciento en volumen, respecto de la última campaña, situación a la que se suma la falta de comercialización de alrededor de 45 millones de toneladas, entre granos y oleaginosas, de este ciclo, que siguen en poder del sector productivo.
En los dos casos, la Argentina perdió credibilidad como proveedor regional (trigo a Brasil) y segundo exportador mundial (en maíz) por reiterados cambios de reglas en la comercialización de ambos productos, que llevó a los compradores históricos a buscar nuevas plazas oferentes.
Se agrega la fuerte demanda interna de maíz como grano forrajero para su conversión en carne en las produccioens porcina y avícola, así como la imposibilidad del país para participar en proyectos mundiales para elaboración de biocombustibles.
A ese escenario se suma la demora en embarques, provocada por la existencia de exigencias aduaneras que restan agilidad a las cargas y llevan a la suspensión operativa en numerosos negocios con compradores externos.
En girasol, la fuerte demanda internacional y escasa producción local (entre 4 y 4,4 millones de toneladas por año), que cubre el consumo interno y deja escaso saldo exportable y en el caso de la soja la cosecha actual superó los 47 millones de toneladas y la producción tiende a crecer, con miras a agregar valor al poroto que se exporta, que podría venderse al mundo con mayores volúmenes de aceites y harinas.
- LECHERIA: fijación de precios máximos; caída de rentabilidad en el tambo y la producción (2.000 millones de litros en 2007 y alrededor de 3.000 este año), así como cierre de más de 14 mil establecimientos en la última década y fuerte diferencia negativa en valor de corte para exportación de leche en polvo, entre plaza local y mundial, lo que no incentiva las ventas al exterior.
- PORCINOS Y OVINOS: caída de stocks, diezmados por falta de rentabilidad y créditos específicos para optimizar el desarrollo y cría en ambos sectores; importacion de reses porcinas congeladas para el sector de chacinados e incumplimiento casi total del cupo exportador ovino de cortes de alta calidad, por 20.000 toneladas anuales, desde mediados de la década del '80.
Fuente: DyN