El dato que se conocerá el martes es mucho más que un número en sí o un dato periodístico; es casi una semifinal de campeonato.
Lo que diga el Indec el martes sobre cuánto fue la inflación en febrero le pondrá termómetro, clima, temperatura (en plena ola de calor) a todo el primer trimestre y al mes en curso lo coronará definitivamente como “marzo, el temible”.
No únicamente por los aumentos que ya se activaron sino también porque la sequía no aflojará la soga en la escasez de divisas ni tampoco en el impacto en los precios domésticos; en especial carne, leche y trigo. Combo primitivo y fatal para los estresados bolsillos nacionales.
Este primer trimestre definirá el ritmo de los precios para todo el primer tramo del año. Y en marzo se calentarán los reclamos sociales y gremiales de la mano de la suba en los alimentos, que en las últimas cuatro semanas ya acumularon un 6,4% según consultoras privadas y el 101,8% interanual por primera vez desde 1990, de acuerdo con la inflación de los trabajadores, según la medición de UMET.
Demasiada tensión en los bolsillos y en la política entonces para un mes clave en la renegociación de contratos y de paritarias en gremios claves como comercio y camioneros, por ejemplo. Las presiones por falta de señales concretas hacia la baja en la escalada inflacionaria recaerán sobre la cartera de Economía, conducida por Sergio Massa, a quien CFK en su discurso del viernes preservó, aunque un sector más duro de la coalición gobernante le reclaman definiciones contundentes, en este caso no sobre candidaturas sino sobre tarifas y emisión monetaria: justamente dos ejes innegociables con el FMI.