ECONOMIA
Microcrditos sociales

Norberto Kleiman: "La entrega del premio a Yunus refleja el fracaso histórico de la banca capitalista"

Lo asegura el presidente de Grameen Argentina en una entrevista con perfil.com. Desde 1999, la ONG otorgó más de 1.800 microcréditos a mujeres de bajos recursos por una suma cercana al millón de pesos.

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Norberto Kleiman, presidente de Grameen en la Argentina. | Cedoc.
Había soñado con la princesa británica fallecida Lady Dy. En su sueño le decía: "Algo importante va a sucederte pronto". Al poco tiempo, la joven de 25 años, a cargo de una hija que apenas podía mantener, pudo abrir una precaria peluquería en el fondo de su casa gracias a un microcrédito que le otorgó la, ahora mundialmente conocida, ONG Grameen en la Argentina. Hoy por hoy, la joven y su hija comen de lo que producen en la peluquería Lady Dy.

El caso testigo fue relatado por el economista de 66 años, Norberto Kleiman, presidente de Grameen Argentina, cuando perfil.com le preguntó qué era esencialmente lo que hacía la ONG. Kleiman no dudó: "Grameen le devuelve al crédito su valor etimológico: creer y confiar".

Aunque esta organización existe en la Argentina desde 1999, su visibilidad se ha vigorizado por el premio Nobel de Paz otorgado al Grameen Bank de Bangladesh y su fundador, el economista Muhammad Yunus hace menos de un mes.

En la Argentina existen 26 réplicas funcionando activamente que, hasta la actualidad, han otorgado más de 1.800 microcréditos por un monto que asciende aproximadamente a 1.000.000 de pesos. Se alcanzó un reembolso promedio de los préstamos superior al 92 por ciento.

- ¿Cuál es la diferencia entre Grameen y cualquier otra institución de microcréditos en el mundo o la Argentina?

La mayor parte de los sistemas de microcréditos empieza y termina en lo financiero. Se basan en que si alguien mejora económicamente, todo lo demás mejora: la clásica y conocida teoría del derrame. Esto no es así, no alcanza con eso. Nuestros beneficiarios sostienen que lo más importante es el grupo, la solidaridad que reina en el grupo. En Grameen el crédito es casi una excusa, el arranque que pone en marcha el motor. Lo más importante son los cambios de las actitudes en las personas, cambios que son irreversibles. Estas mujeres, una vez que ingresan en Grameen, pueden tener problemas, pero siguen buscando soluciones. Al revés de lo que hacían antes, ya no bajan los brazos.

- ¿Por qué más del 95 por ciento de los microcréditos se otorgan a mujeres?

En algún momento, recibimos una carta donde una madre decía estar al borde del suicidio porque no podía darle de comer a sus hijos. Esto se repite, porque son las mujeres las que no están acostumbradas a valerse solas, porque fueron abandonadas o ellas echaron a maridos golpeadores. Quedan con sus hijos a cargo y les lleva tiempo avivarse y darse cuenta de que no están solas.

- Si la idea es ayudar a los pobres, ¿por qué cobrarles una tasa de interés?

La tasa de interés, que es de 20 por ciento anual, o sea, está por debajo de lo que el sistema financiero cobra por un préstamo personal, sirve para cubrir los costos operativos de las acciones que hace Grameen en los barrios. No se ha debatido mucho acerca de este tema. Algunos dicen que lo que la gente necesita es el crédito y que la organización necesita ser autosustentable rápido. Pero así se puede caer en la usura. Como sostiene Yunus mismo, lo importante es encontrar el equilibrio. Este es un negocio social que tiene que sostenerse, pero este no puede ser el principal objetivo. Se deben buscar estructuras ágiles, livianas, y eficientes.

- ¿Hace algo el Gobierno actual para fomentar el microcrédito?

Sí. La Ley de Promoción de Microcréditos fue promovida por Alicia Kirchner. Yo he tenido varias reuniones con gente del Gobierno. Creo que, por un lado, hay una necesidad de mantener cierto asistencialismo, porque sino hay gente que se muere de hambre. Pero pienso que, honestamente, lo que el Gobierno quiere hacer es pasar de los planes sociales al sistema de microcrédito. Creo que creen en los microcréditos. Además, tienen al denominado "banquito" (Banco Popular de la Buena Fe, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social), que utiliza la metodología de Grameen. Somos el padre de la bestia.

- ¿El Gobierno ayuda a Grameen?

Grameen trabaja sin aporte ni ayuda del Gobierno. Nos vendría bien su ayuda. Pero Alicia Kirchner nunca me pudo atender. Siempre dice que está muy ocupada.

- ¿Qué le parece la Ley de Promoción de Microcréditos?

El aporte de la Ley es un paso muy importante, porque se trata del primer marco legal para los microcréditos en la Argentina. La ley es muy buena y se ha trabajado muy seriamente en la reglamentación. Pero faltan algunas cosas. Por ejemplo, cubrir algunas cuestiones que surgen de la precaridad de los emprendimientos, ya que la mayoría está en la informalidad. Además, beneficios a las ONG's y un mayor incentivo para los donantes, algo que existe en otros países.

- ¿Qué significó el Nobel de la Paz para Grameen y Yunus?

El premio pone sobre el tapete lo que significa la pobreza en el mundo. Es imposible que haya paz en el mundo mientras existan estos niveles de pobreza. Uno no puede estar tranquilo con su propia conciencia. Por eso, cuando una persona accede a un crédito de Grameen recupera la dignidad, pero en verdad la recuperamos todos.

- Y ¿por qué este banquero no recibió el premio Nobel de Economía?

Es llamativo que no se lo hayan dado. Lo que pasa ese premio se lo dan a los autores de hermosas y brillantes teorías. Pero este mecanismo que alivia la pobreza no parece digno de un premio sobre economía. Pero, como un periodista español reseñó en estos días, la entrega del premio a Yunus refleja el fracaso histórico de la banca capitalista.

El funcionamiento de los microcréditos en Grameen es bastante sencillo. Se crea un grupo solidario conformado por cinco personas, de las que todas puede recibir un crédito de hasta $ 500 pesos como máximo. Éste firma un documento en el que se compromete a devolver el préstamo. La idea del grupo surge porque permite reemplazar la garantía que pide cualquier banco, "aunque en realidad sirve como apoyo frente a cualquier dificultad. Hay 30 cabezas para pensar soluciones y esta es la riqueza de Grameen".

Kleiman duerme bien y no lo oculta. Lo refleja su rostro gratificado, tras aquella decisión surgida de un viaje a Bangladesh en enero de 2000 que le cambió la vida y que lo llevó en unos meses a dar el primer crédito de la organización en la Argentina - en realidad fueron dos, a medidos de abril de 2000.

"Crédito sin disciplina es asistencialismo. El asistencialismo disfrazado de crédito destruirá y dañará a los pobres y no los ayudará". Las palabras contrastan en un papel que Kleiman sostiene en su mano. Fue escrito por las mujeres chaqueñas de Grameen. Es un buen final.