Luis Pagani, el dueño de la alimenticia Arcor y uno de los empresarios más importantes del país, sacudió esta semana la escena política al conocerse que Adrián Kaufmann, su mano derecha en la compañía, asumirá en poco tiempo como titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), la principal central fabril. Luego de seis años de perfil bajo tras dejar la presidencia de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en 2009, y a cinco meses de la salida del poder de Cristina Kirchner, el rey de los caramelos está de vuelta, como una postal de época: en un año con números deslucidos en la firma que conduce en persona, apuesta a instalar una agenda de cambio y desarrollo ya sea durante una presidencia de Daniel Scioli o Mauricio Macri.
“Después de las elecciones, hablamos”. Con esa promesa, que luego no cumpliría, el gigante del Bon o Bon, evitaba exponerse ante PERFIL semanas antes de la reelección de Cristina, allá por 2011. Su estrategia era quedar lo menos posible en el “radar oficial” que por ejemplo habían cruzado colegas como Paolo Rocca, de la siderúrgica Techint.
Ya había cedido el manejo de AEA a un vocero sin compañía, Jaime Campos, y se concentraba en la operación de la empresa que tiene treinta plantas en la Argentina y exporta a 120 países en los cinco continentes. Apenas se lo veía en entregas de premios. Que por primera vez un hombre de Arcor vaya a conducir nada menos que la UIA, aliada o enemiga de los gobiernos según el momento, es arriesgar por ejemplo la reputación que le reconoce la consultora española Merco como el empresario con mejor imagen entre sus propios colegas.
“Es el 50% del motivo por el que Adrián se ganó un lugar, para darle a la Unión Industrial algo de la imagen de la alimenticia”, dijeron cerca de quienes le propusieron hace un par de meses que fuera el sucesor de Héctor Méndez, el empresario plástico que tiene el mandato vencido desde abril. Su espacio dentro de la entidad, la lista Celeste y Blanca, debía pasarle la conducción a Industriales, la otra vertiente donde tallan Techint y Arcor, además de la automotriz Fiat.
Hasta ahora, ya 200 de los 240 integrantes de la Junta Directiva habrían dado el OK para que llegue Kaufmann, quien cumple 53 años el 13 de agosto. Dos días antes habrá reunión en la UIA para ponerle fecha a la asamblea que lo consagraría, al frente de “una lista de unidad”. Su asunción podría ser incluso antes del festejo del 2 de septiembre, cuando se celebra el Día de la Industria. A su llegada por ahora sólo se resiste Osvaldo Rial, de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires, que denuncia “un siglazo”: que AEA copa la UIA. Hay quienes creen que “algún mensaje desde La Plata” podría llamarlo al orden y cerrar “la grieta” en Avenida de Mayo 1147.
Con 58 años, Pagani se mantiene lejos de estos roces, enfocado en un momento clave de sus negocios y su familia. Las ganancias de Arcor sintieron este año el impacto de las devaluaciones en la región, además de problemas puntuales en algunas plantas. Mientras prepara a su hija Andrea para que tome las riendas de la empresa a mediano plazo, a comienzos de este año murió su hermano, Fulvio, y transita “el fin de ciclo” junto a sus hermanos Claudia, Lilia, Alfredo y Mario, los herederos del fundador.
En ese contexto, cuando hace veinte días recibió a Kaufmann Brea, él y todo el directorio le dieron el respaldo sin dudarlo, “porque creen que es el momento de aportar a un cambio”, según fuentes al tanto. Hay algo en el jefe de Arcor que se viene gestando. Hace poco, su gerente de asuntos públicos, Agustín O’Reilly asumió también al frente de la Cámara Argentino-Brasileña (Cambras). El año pasado, antes del Coloquio de IDEA en Mar del Plata, además, Pagani había comido con Miguel Blanco, su titular y coordinador del Foro de Convergencia Empresarial, quien lo había convencido de volver a mandar representantes al evento, luego de varios años de ausencias.
Este “activismo”, de hecho, generó en los últimos días una ola de mensajes de apoyo desde cámaras empresarias de los países donde tiene negocios, reconociendo “el gesto de un tipo como Pagani de dejar el bronce y poner los pies en el barro”, como tradujo un operador de la UIA.