ECONOMIA
EL IMPACTO DEL AJUSTE

Pequeños comercios en crisis y una comida diaria: detrás de la caída del consumo

Según el Centro de Almaceneros de Córdoba, el 8% de las familias encuestadas tuvieron que dejar de alimentarse durante todo un día, o reducir a una sola la ingesta de comidas durante el mes de febrero. La realidad se traslada a otros lugares del país y genera preocupación en comercios minoristas. En los últimos meses, en algunas provincias, un gran porcentaje cerró sus puertas. Según CAME, el consumo en alimentos cayó un 37% en enero si se lo compara con el mismo mes del 2023.

Alimentos suba
ALIMENTOS. En enero hubo una caída en las ventas del 37,1% respecto al mismo mes del año anterior. | AFP

Por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, cada vez más familias optaron por eliminar alguna comida del día. Así lo reveló un informe del Centro de Almaceneros de la Provincia de Córdoba, que en el documento que emite mensualmente sobre la evolución de precios consideró que esta vez sería importante dar a conocer otros indicadores de esa encuesta. Los datos son preocupantes: el 8% de las familias afirmó que en febrero algún integrante del hogar solo comió una vez al día o dejó de comer en todo un día, y el 14% manifestó que tuvo que hacer algo que hubiera preferido no hacer, “tal como pedir dinero o comida”.

Estos datos también son alarmantes para los comercios minoristas de todo el país. En Entre Ríos una gran cantidad de kioscos, carnicerías, almacenes y comercios pequeños cerraron en los últimos dos meses, confirmó a PERFIL Héctor González Paván, tesorero de la Confederación General de Almaceneros (CGA) y propietario de un comercio en esa provincia. Según explicó, el porcentaje de comercios que tuvieron que cerrar sus puertas sería cercano al 5%. “Es algo que yo vi que pasó en los años 90. El comercio más grande se come al más chico, no creí que volveríamos a esas épocas”, lamentó.

“La gente está comiendo menos porque no le alcanza. Si antes no le alcanzaba, ahora mucho menos”.

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La crisis se hace visible de diferentes maneras: los consumidores no solamente compran menos, sino que redujeron también en calidad. “Acá en los negocios de barrio la gente te pide si le podés vender medio morrón, una zanahoria, llevan cada vez más alitas de pollo que es lo más barato para hacer un guiso y pasar el día, es terrible lo que está pasando”, agregó Paván. En alimentos, estiman, las ventas bajaron un 35%. A eso se le suma la suba de impuestos, que presiona aún más a los pequeños comercios, explicó.

“Yo viví esto con Menem. Nosotros trabajando nos fundíamos. Esto es un calco de esa política que, a los negocios chicos, pequeños, no nos sirve”, sintetizó.

El informe del Centro de Almaceneros de Córdoba también reveló que el 17% de los hogares encuestados se quedó sin alimentos por falta de recursos y que durante febrero algunos de los integrantes de la familia “sintió hambre, pero no ingirió alimentos”.

En tanto, el 42% de las familias encuestadas dejaron de ingerir alguna de las cuatro comidas diarias y el 87,6% tuvo que financiar alimentos con tarjeta de crédito o dinero prestado.

“La gente está muy pendiente de cómo va la cuenta de lo que está comprando y siempre te pide que saques algo porque no llegan”, agregó a este medio Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires (FABA). “ Los lácteos aumentaron un 70% en enero y febrero. Un sachet de leche hay que venderlo mínimamente 1.100 pesos, más allá de que nosotros tenemos como proveedores a algunas empresas que por sus precios nos permiten vender la leche a 800 pesos. Pero igual es mucha plata, porque estamos hablando de un solo producto y estamos hablando de un litro de leche que es para un niño”.

El aumento en los precios repercutió directamente en las ventas, cuya caída más pronunciada fue en febrero. “En enero, la primera quincena, solo vimos un 15% de caída de ventas porque la gente no se fue de vacaciones, por el costo del combustible, el pasaje o el alquiler. La segunda quincena de febrero la caída de ventas fue más compleja porque algunos tomaron la decisión de tomarse los días y el que se quedó tenía el bolsillo muy complicado”, detalló Savore. Durante el segundo mes del año, afirmó el presidente de FABA, las ventas bajaron un 22%.

La gente va a los comercios chicos para que le fraccionen la mercadería.

“Ahora hay que atravesar marzo, que es históricamente más complejo por los gastos del comienzo de clases. La gente compra lo que puede”.

Para sobrevivir, los pequeños comercios intentan varias estrategias. Por empezar, eligen comprar segundas marcas. “Así como a nosotros nos aprieta el cuello en función de la caída en las ventas, lo mismo pasa en el mayorista y lo mismo pasa en la empresa alimenticia. Entonces, empezamos a encontrar algunas promociones que podemos trasladar a precios”, explicó Savore. “También armamos muchos grupos de WhatsApp para que los colegas tengan el dato de qué mayorista hoy tiene un producto en precio, o qué empresa aumentó”.

Según explicó a PERFIL Vanesa Ruiz, gerente del Centro de Almaceneros de Córdoba, las ventas se desplomaron un 28% de manera interanual. “Con esta caída tan abrupta del poder adquisitivo y las ventas, el equipo técnico consideró necesario plasmar estos datos tan preocupantes respecto a la cantidad de personas que están reduciendo la ingesta de alimentos”.

De acuerdo con los datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en enero las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas experimentaron “una significativa disminución del 28,5% en comparación con el mismo período del año anterior”. El rubro de alimentos y bebidas estuvo por encima de esta caída: fue del 37,1% en ese mismo mes. Respecto a diciembre, la venta de alimentos y bebidas se redujo un 13,2%.

La cifra no contempla que la caída podría ser aún mayor: como el dinero ya no alcanza para ir al supermercado a hacer las compras de la semana, cada vez más gente concurre a los comercios chicos en los que puede pedir que le fraccionen la mercadería o diferir los pagos.