En el primer mes del gobierno, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, fue un actor principal en la misión de descongelar la economía con las primeras medidas que adoptó la entidad monetaria tendientes a reactivar el crédito al sector productivo, y financiar al Tesoro, mostrando un perfil que contrasta con la administración de su antecesor, Guido Sandleris.
El documento de objetivos y planes del BCRA para 2020 difundido en la última semana indicó que el crédito en pesos al sector privado se derrumbó en 2019 en términos reales en 23% en un contexto de altas tasas de interés, mientras que en dólares orientado a los rubros vinculados al comercio exterior cayó 32%.
Con esa premisa, entre la batería de primeras decisiones, bajó la tasa de referencia monetaria de las Leliq 8 puntos en dos tandas, primero de 63% a 58%, y luego a 55%. Lanzó una nueva herramienta de financiamiento en pesos que devengará una tasa vinculada a la variación del tipo de cambio oficial orientada a las pymes exportadoras.
En materia de financiamiento al Tesoro, el BCRA emitió el 20 de diciembre $ 100 mil millones en concepto de adelanto transitorio. Además, en la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva se incluyó un artículo por el cual el Tesoro mediante la emisión de Letras Intransferibles en dólares a 10 años le podrá comprar al BCRA reservas por hasta US$ 4.571 millones que se destinarán al pago de deuda. Mediante ese esquema el 27 de diciembre ya se concretó una operación por US$ 1.300 millones.
Más pesos
Por otra parte, el BCRA en la última semana redujo encajes –un porcentaje de los depósitos que los bancos deben mantener inmovilizados– para que las entidades bancarias tengan más recursos para otorgar créditos al sector productivo.
Al evaluar la lista de propósitos trazada por el BCRA, Guido Lorenzo, de LCG, y Fausto Spotorno, de consultora Ferreres coincidieron que “tiene demasiados objetivos al mismo tiempo, y pocos instrumentos” para lograrlos. Por eso, los analistas prevén que hacia delante se continuará bajando tasas, reduciendo encajes y es probable un estiramiento de los plazos de colocación de las Leliq.
Miguel Zielonka, de Econviews, razonó que “la única medida que puede reconciliar una baja de la tasa monetaria, un aumento de crédito al sector privado, y que las tasas que reciben los depositantes de plazos fijos no sean negativas es una reducción de encajes”. Spotorno previene que achicar encajes “implica aumentar la emisión monetaria”.
En ese sentido, Lorenzo dijo que “en febrero cuando cae la demanda de pesos hay que ver qué pasa, el riesgo es que haya muchos pesos en la calle y eso puede influir en la inflación”. Zielonka acordó el tema de bajar encajes es que “tiene que hacerlo en un contexto donde la demanda de pesos se recupere porque aumentas la oferta de pesos y si no se convalida con una mayor demanda de familias y empresas se corre el riesgo de que se va a brecha cambiaria o a precios”.
Juan Pablo Di Iorio, de ACM, planteó que en diciembre se “abandonó el esquema de metas de base monetaria” y cree que “se irá a un esquema de mayor discrecionalidad”, donde se evite determinar objetivos de tasa, inflación, o agregados monetarios. El primer trimestre será una prueba para esta estrategia.