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La principal víctima de un default es el crecimiento económico

Hasta que el Estado no resuelva los problemas de su deuda, resultará muy difícil el endeudamiento externo que permita financiar inversiones, el único camino al crecimiento sostenido.

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La única vacuna conocida hasta el momento contra el coronavirus es el aislamiento, que atenta contra la base de la economía moderna basada en la especialización y el intercambio comercial, lo que genera una implosión económica. En este contexto, la contención sanitaria y social es fundamental como así también la del sector privado.

La contención del sistema de salud y de las personas más afectadas implica un crecimiento del gasto público. Al mismo tiempo la recaudación tributaria se ve fuertemente afectada con un importante deterioro de las cuentas fiscales. En un país sin ahorros, ni acceso al financiamiento, la única alternativa es recurrir a la emisión monetaria. Por su parte, el necesario auxilio al sector productivo vía créditos también implica una mayor emisión.

Si bien la emisión monetaria es la única alternativa de corto plazo, para el país resulta un gran desafío, porque el peso ya no es depósito de valor. Dada la experiencia de continuas estafas a los tenedores de pesos, nadie piensa mantener sus ahorros en moneda nacional, lo que provoca que cada peso excedente vaya a presionar el mercado de cambios.

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El default total, una opción concreta: dogmatismo o razonabilidad

Es preciso tener presente que la situación económica de la Argentina al momento de asumir el actual gobierno es de relativa fortaleza, no por mérito propio sino resultado de la crisis de financiamiento que enfrenta el país desde inicios de 2018. El año 2019 finalizó con un desequilibrio fiscal antes del pago de intereses casi nulo, el nivel de monetización de la economía era el menor en 20 años a la vez que el mercado de cambios presentaba un elevado superávit, dado la fuerte caída en las importaciones. Si bien es esperable el deterioro de todas estas variables, los niveles de inicio retrasan sus impactos.

El superávit cambiario en conjunción con el control de capitales impuesto el año pasado, permiten que la autoridad monetaria intervenga a diario comprando divisas en el mercado y, por lo tanto, determinando la cotización del tipo de cambio. Sin embargo, los pesos excedentes en sus intentos por buscar resguardo, son cambiados por divisas en los mercados alternativos impulsando las cotizaciones del dólar en otros mercados, ampliando la brecha cambiaria.

El incremento de la brecha genera diferentes incentivos. Por un lado, productores de bienes exportables tienen pocos incentivos para vender sus productos ya que se verían obligados a liquidar sus dólares a los controles de cambios terminan fracasando, al verse desvanecido el superávit cambiario, aunque en el corto plazo puedan resultar funcionales.un tipo de cambio sustancialmente más bajo que el observado en mercados paralelos, mientras que los importadores tienen fuerte interés en anticipar la compra de bienes importados ya que resulta barato en términos de pesos. Es por esto que siempre los controles de cambios terminan fracasando, al verse desvanecido el superávit cambiario, aunque en el corto plazo puedan resultar funcionales.

Pesimismo en el mercado ante la presentación del plan de la deuda

Al mismo tiempo, es preciso mencionar que cuando el mercado percibe que el tipo de cambio en los mercados alternativos está suficientemente depreciado, comienza a aparecer en esta oferta de divisas, lo cual pone un límite a la depreciación de este tipo de cambio. De todos modos, los pesos excedentes en algún momento deberían ser esterilizados ya sea mediante operaciones del Banco Central y/o vía superávit fiscal. En su defecto, el mecanismo de ajuste seria la licuación del valor del peso por inflación.

En este contexto el país tiene la necesidad de realizar una reestructuración exitosa de su deuda emitida bajo legislación extrajera. Es preciso mencionar que Argentina no presenta un problema de solvencia (la deuda neta en términos del PBI es menor al 50 % del PBI), sino que el problema es de liquidez, dados los vencimientos de deuda emitida bajo legislación nacional. Dado que el pago de estos ya fue diferido de manera unilateral, lo que resta por resolver es el pago de los poco menos de US$ 3.600 millones de vencimientos de deuda emitida bajo legislación extranjera. De no cumplirse con estos compromisos, el país entraría otra vez en default.

La principal víctima de un default es el crecimiento económico, ya que hasta que el Estado no resuelva los problemas de su deuda, resultará muy difícil el endeudamiento externo que permita financiar inversiones, el único camino al crecimiento sostenido. La postergación del tan ansiado proceso no hace más que continuar deteriorando la situación social de la población.

* Socio – Economista Jefe de Arriazu Macroanalistas