Para la compañía cordobesa Electroingeniería, la adjudicación hace unos días del contrato para hacer las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, la obra energética más grande del país, significó coronar diez años de una muy fuerte expansión de sus negocios.
Los socios Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra, de buena llegada a funcionarios clave del gobierno nacional, tuvieron realmente una “década ganada”: pasaron de facturar US$ 41 millones en 2003 a más de US$ 400 millones el año pasado.
Ganar –no sin polémica– la licitación de las presas en la Patagonia le significará un salto de categoría, ya que se trata de una obra valuada en casi $ 25 mil millones, un monto similar al de todas las obras juntas que el grupo hizo en este tiempo.
El dúo Acosta-Ferreyra gozó durante el kirchnerismo de una relativa menor exposición que otros empresarios que se han reconocido amigos del ex presidente Néstor Kirchner, como el zar de los casinos y el petróleo, Cristóbal López, y el constructor Lázaro Báez.
Pero mantienen un vínculo tanto o más fuerte: Ferreyra conoció en la época de la dictadura a Carlos Zannini, hoy secretario de Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación, y hasta estuvo preso con él, perseguidos por el régimen militar por tener que ver con organizaciones de izquierda.
“Ferreyra era una especie de Graiver del Partido Revolucionario de los Trabajadores”, contó a PERFIL un viejo militante cordobés, trazando un paralelo con el administrador del dinero de los Montoneros, David Graiver, conocido por invertir los fondos obtenidos de secuestros extorsivos. “Aún sin ser parte de la organización, hizo algunos negocios”, indicaron para graficar su participación en el espacio desde donde conoció al que hoy es uno de los hombres más influyentes del Gobierno.
Aquel vínculo le redituaría años después cuando, una vez al frente de Electroingeniería –donde hoy es vicepresidente–conociera a Julio De Vido, ministro de Planificación Federal y responsable de la gestión de infraestructura. Pero la muerte de Kirchner en 2009 y la pérdida de poder del funcionario pingüino condenaron al grupo a un par de años de ostracismo.
Además, una merma en los giros para obras públicas y energía en 2012 le complicó la cadena de pagos. Pero la entrada en desgracia de López primero –que quiso comprar los bienes de Petrobras en el país y fue vetado por Brasil– y de Báez después, denunciado por presunto lavado de dinero, lo dejó sin competencia en el universo K para quedarse con la megaobra que alguna vez supo ser adjudicada al grupo Impsa y luego anulada.
Así, consiguieron afianzar el crecimiento de casi 1.000% en la facturación del grupo durante la última década.
En 2006, Electroingeniería ganó la licitación para la línea de interconexión de extra alta tensión entre Puerto Madryn (Chubut) y Pico Truncado (Santa Cruz) por cerca de US$ 200 millones y desde entonces hicieron centrales térmicas (San Martín, Belgrano y Pilar), las obras de la central nuclear Atucha II, y más tarde se quedaron con el 25% de Transener, la transportadora de energía eléctrica de la que se desprendió Petrobras.
Aquella operación fue un producto claro del buen vínculo de Ferreyra con Zannini y De Vido: los brasileños quisieron vender su porción de acciones a un fondo de inversión, pero la operación fue bloqueada por la Casa Rosada.
Acosta y Ferreyra pusieron más de US$ 50 millones para entrar en la compañía. Más tarde, en 2008, ingresaron también en el negocio de medios de comunicación, con la compra de Radio del Plata al conductor y empresario Marcelo Tinelli.
La operación, realizada en cerca de $8 millones, generó sospechas de haber sido financiada por fuertes flujos posteriores de publicidad oficial. Tiempo después, el periodista Nelson Castro, que conducía la primera mañana, emigraba a Radio Mitre, del Grupo Clarín, denunciando censura.
“Muerto el rey Báez, viva el príncipe Electroingeniería”, resumió un hombre del negocio energético al analizar la adjudicación de las represas y el resurgir del grupo. “No son puro lobby”, matizó sin embargo un consultor que pidió el anonimato.
“Son una empresa de ingeniería y además seguro van a subcontratar buena parte del negocio”, añadió al referirse al know how de la compañía que deberá levantar una represa para aportar más de 1.700 megawatts al sistema eléctrico.
PERFIL se comunicó con Carlos Bergoglio, jefe de Relaciones Institucionales de la compañía, que manifestó primero que el presidente, Acosta, estaba dispuesto a responder. Pero tras recibir las preguntas por correo electrónico explicó que “tras revisarlo en el máximo nivel” preferían no participar.
En su momento, en diálogo con la revista de negocios Fortuna, el mismo ejecutivo había puntualizado que el 64% de la actividad de la compañía es con trabajos con el Estado, y el resto con particulares.
En 2009, Acosta y Ferreyra crearon el grupo Eling, para englobar todos los negocios del holding que incluye también obras viales, construcción de edificios, desarrollos en energía eólica, redes de fibra óptica en el marco del plan oficial Argentina Conectada y hasta bodegas, una diversificación impensada cuando en los 80 empezaron haciendo tableros electrónicos.
En algún momento también hicieron escuelas para la provincia de Córdoba, en una obra que le asignó el entonces subsecretario de Educación y hace pocos días prófugo de la Justicia, Ricardo Jaime.
Polémico contrato por $ 25.000 millones
La construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz, fue licitada tres veces. En la última, se adjudicó al consorcio liderado por Electroingeniería y los chinos de Gezhouba Group, en detrimento de las uniones transitorias de empresas encabezadas por Austral Construcciones, de Lázaro Báez, con la china Sinohydro e Iecsa; por Impsa, de la familia Pescarmona, con Odebrecht y Alstom; y por Panedile, junto a Helport e Isolux. Cristóbal López, junto a José Cartellone y la coreana Hyundai, habían sido descalificados previamente.
Algunos oferentes cuestionaron y en algunos casos hasta impugnaron el proceso, porque consideran que hubo irregularidades en la propuesta de la sociedad de Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra. En particular, afirman que el pedido de que le giren a una cuenta al exterior dólares para pagar el financiamiento que reciba de parte de su socio del gigante asiático viola los pliegos licitatorios. La firma no respondió las consultas de PERFIL sobre el tema.