El veto presidencial a la ley de aumento de las jubilaciones al 82% del salario mínimo evitó un déficit de entre $ 8.200 y $ 18.600 millones para el presupuesto 2011 de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), pero confirmó un nivel de haberes 47% por debajo de la canasta básica de los jubilados, que está lejos de mejorarse de no mediar un debate más profundo.
Un saldo que no conforma al Gobierno, pero tampoco a la oposición y mucho menos a los jubilados, que todos los días pierden la carrera contra los precios. Para algunos especialistas, el freno a la ley del 82% móvil y el sabor amargo que dejó a oficialismo y oposición deberían transformarse en la oportunidad para definir una política previsional sustentable.
Aun los cálculos más optimistas respecto a la posibilidad de financiar el aumento de las jubilaciones mínimas al 82% del salario mínimo vital y móvil admiten que los números de la Anses entrarían en rojo el año próximo.