Los cruces internos y la inusitada pelea por la eventual renuncia de un subsecretario han generado en las últimas horas un mayor desgaste de la figura del ministro de Economía, Martín Guzmán, quien cuenta con el respaldo del presidente Alberto Fernández, pero enfrenta cada vez más el desafío del desgaste que le está produciendo “el fuego amigo”.
En las últimas horas, tras la disputa por la renuncia “en stand by” del subsecretario de Energía, Federico Basualdo, funcionario que responde al Instituto Patria y apoyado especialmente por La Cámpora, el ministro quedó “golpeado”.
“En los próximos días, es muy probable que Basualdo tenga otra función en el Gobierno y de esta manera se tratará de calmar las aguas, pero las heridas que quedan son importantes”, admitió una fuente del Gobierno.
De la misma forma opinan algunos funcionarios del gabinete económico, quienes por estas horas consideran que “la insólita resistencia de un subsecretario frente a la decisión de un ministro tiene el lógico objetivo de generar desgaste”.
“Es evidente que el fuego amigo le está provocando a Guzmán un desgaste acelerado, es casi como devaluar el rol y la gestión del ministro y todo indica que esta pelea no terminó aquí”, admitieron dentro del gabinete económico.
Entre la tarde del viernes y la mañana del sábado el ministro contó con un contundente respaldo del presidente Fernández y del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, frente a la postura del ala dura del Gobierno que se opone a un ajuste de las tarifas de energía, un tema particularmente delicado para el kirchnerismo duro. Finalmente el Gobierno anunció un aumento de las tarifas de electricidad del nueve por ciento para mayo.
El episodio de Basualdo se suma al desaire del cepo y las interferencias en la negociación por la deuda
En las últimas reuniones del gabinete económico, Guzmán puso énfasis en que su gestión logró en el primer trimestre de 2021 el déficit financiero del Estado más bajo de los útimos cinco años, aunque fue en gran medida gracias a la reestructuración de la deuda privada.
Pero el concepto más “fiscalista” que asumió Guzmán en los últimos tiempos no “agradan para nada” en el Instituto Patria y menos a la propia vicepresidenta Cristina Fernández, al considerar que en estos duros momentos de pandemia lo que se necesita es “mayor asistencia y no fijarse tanto en la meta del déficit”.
Desde el punto de vista económico ese es uno de los aspectos centrales donde la gestión de Guzmán empieza a tener severos problemas “con el fuego amigo”.
“El tema es que ese desgaste es el que está empezando a cansar mucho a Guzmán”, admitieron en su entorno, quien en estos últimos tiempos hizo dos amagues de renuncia.
Este panorama se viene arrastrando desde mediados del año pasado y ahora se está intensificando. En primer término, en septiembre del año pasado Guzmán quedó descolocado cuando aseguró que no se iba a restringir más el mercado cambiario y dos días después se implementó el súper cepo.
Posteriormente, vino la negociación con el Fondo Monetario Internacional y en marzo mientras Guzmán negociaba en Estados Unidos los términos de nuevo acuerdo con el organismo, en Buenos Aires las señales del ala dura del Gobierno eran que se necesitaba un acuerdo inédito de 20 años y que la Argentina no podía pagar.
Ese mismo acuerdo se postergó para después de las elecciones y aque se quiere trasladar el ajuste de las tarifas para el próximo año.
Ascendente. También es elocuente el avance y la incidencia del gobernador bonaerense Axel Kicillof en diversos aspectos de la política económica, lo cual ha marcado el ascenso de la gestión de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español.
Todo esto ha puesto a Guzmán, el funcionario del gabinete con mejor imagen, en una situación cada vez más incómoda, que lo lleva al límite del portazo, más allá del respaldo del presidente Alberto Fernández.
Esto mismo es lo que están percibiendo los mercados, para los que esta historia de cruces, internas y contrainternas son una mala señal en el comienzo de mayo.
