Encuentro. El ministro de Trabajo, con los gremios. |
Cedoc Perfil
R.P.
El empresario Marcos Galperín, del unicornio Mercadolibre, uno de los emprendimientos favoritos del Gobierno, encendió la mecha y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca (h) tuvo que salir a poner paños fríos sobre la posibilidad de una reforma laboral como la de Brasil en la Argentina.
En una reunión con los dirigentes de la CGT, Triaca aseguró que cualquier cambio será consensuado a cambio de avanzar con un plan de “blanqueo” laboral, con facilidades para los empleadores, como base para bajar el trabajo en negro, hoy en torno al 35%.
Pese a que algunos funcionarios de Gobierno y empresarios habían reconocido que una flexibilización como la que encaró Michel Temer en Brasil –y que aprobó el Parlamento– no era viable para la Argentina, Galperín escribió en Twitter: “Viendo la reforma laboral Brasilera, Argentina puede 1) imitarla; 2) salirse del Mercosur, y 3) resignarse a perder millones de empleos a Brasil”. La estrategia del Gobierno pareciera ser insistir con los acuerdos sector por sector, como los que lanzó de la mano de Vaca Muerta y los petroleros, e intentó replicar en automotrices y ahora también en el sector cárnico.
La obsesión del Gobierno para el día después de las elecciones es armar un pacto social donde se debatan todas las cuestiones vinculadas con la competitividad, incluidos los costos logísticos y laborales, además de una reforma impositiva. Aseguran que de esa forma conseguirán que haya más inversiones que apalanquen el crecimiento de la economía de cara a los últimos dos años del gobierno de Cambiemos. Los gremios y las empresas estarán en la mesa. Habrá tensión.
