A diferencia de los organismos multilaterales de crédito, el denominado "Club de París" no cuenta con una estructura permanente, sino que es como él mismo se define, un "grupo informal" de países acreedores que considera de manera conjunta el tratamiento de los deudores.
El Club de París se constituyó el 16 de mayo de 1956, cuando once países acreedores resolvieron refinanciar, precisamente, la deuda de la Argentina. Por entonces, el presidente era el dictador Pedro Eugenio Arambury y el ministro de Economía Eugenio Blanco, quien no tuvo problemas para ponerse de acuerdo con el presidente del Banco Central: era él mismo.
La importancia del Club hace 54 años era mayor a la de la actualidad. Por entonces, el grueso de la deuda se conformaba de préstamos de Estado a Estado, algo que décadas después fue perdiendo relevancia ante el crecimiento del mercado de capitales, con préstamos de bancos privados y bonos adquiridos por un sinnúmero de particulares.
Después del acuerdo que dio inicio al Club, la Argentina firmó siete más en 1962, 1965, 1985, 1987, 1989, 1991 y 1992.
En el sitio oficial del Club de París se indica que "a los efectos de ser calificado para su asistencia, un país debe adoptar programas de ajustes y reformas respaldados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial e implementarlos satisfactoriamente durante un tiempo", un requisito que, por lo anunciado hoy por la presidenta Cristina Fernández, fue dejado de lado al menos temporariamente.
La deuda que la Argentina mantiene con ese organismo multilateral de crédito -y que es la última que le queda por resolver para salir definitivamente del default- ronda los 6.700 millones de dólares. De acuerdo con el sitio del Club en Internet, en 2009 se cerraron acuerdos con Togo, Burundi, Seychelles, Costa de Marfil, Haití, República Centroafricana y las Islas Comores. En setiembre de este año selló sendos acuerdos con Liberia y Antigua y Barbuda.
Fuente: DYN